viernes, 12 de octubre de 2012

PARTE X. PARA ENTENDER MEJOR LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA (O CUALQUIER OTRA)

Revisionismo o Lopismo. Parte final


A pesar de las numerosas obras publicadas sobre la guerra de la Triple Alianza (1864-1870), el análisis de las causas del conflicto siguen generando discusiones y no faltan las interpretaciones fantasiosas. No existe una historia económica paraguaya propiamente dicha como para juzgar la época de Carlos Antonio López, como de grandeza nacional, con argumentos que en la mayoría de los casos apoyados en fuentes insuficientes o poco verosímiles. Asimismo, los revisionistas echan mano a los más absurdos argumentos para exculpar a Solano López de su responsabilidad en aquella catástrofe nacional: de que Gran Bretaña promovió, apoyó y financió la guerra de la Triple Alianza como manera de destruir el sistema económico del Paraguay por constituir una amenaza a sus intereses.

Los López. Carlos Antonio y Francisco Solano. Imagen extraída de google image
Para algunos revisionistas, como Natalicio González (h), cuyo exacerbado nacionalismo superaba su gran talento, la guerra fue la consecuencia de una confrontación de dos doctrinas: el nacionalismo paraguayo contra el capitalismo británico. Sin embargo, para otro revisionista es el resultado de dos sociedades: socialismo o capitalismo de Estado (Dr. Francia y los López), contra un capitalismo de "laissez faire" (Río de la Plata), en el que grupos extranjeros jugaban un papel central. Como tercera posición que busca culpar a Inglaterra por la guerra, los revisionistas presentan como una confrontación entre una estrategia económica autosustentada (Paraguay), y otra que descansaba en el ingreso de recursos productivos externos como capital y fuerza de trabajo (Brasil y el Río de la Plata).
     
"No existe evidencia de que el gobierno británico haya considerado algún intento para derrocar al gobierno de los López, a pesar de tener suficiente capacidad para ello. Un examen de las relaciones de Gran Bretaña con el Paraguay, consecuentemente, favorece la opinión contraria, de que el gobierno británico constantemente reusaba interferir en los asuntos internos de los Estados latinoamericanos, o en las relaciones de los Estados, en un intento de promover los intereses económicos de Gran Bretaña" (Juan C. Herken Krauer y María I. Giménez de Herken), (c). 
     
No obstante, al denodado esfuerzo del Dr. Francia y Carlos A. López, hasta 1852, el Paraguay se mantuvo sin relaciones formales con la mayoría de los países europeos. De hecho, el Paraguay fue el último Estado de América del Sur en ser reconocido por Gran Bretaña. Una de las causas era que el gobierno británico no deseaba molestar a la Argentina. La derrota del presidente de la Argentina, general Juan Manuel de Rosas en la batalla de Caseros (1852) por una coalición conformada por Brasil, Uruguay, Corrientes y Entre Ríos, trajo las siguientes consecuencias: la caída de Rosas, el encumbramiento del general Justo José de Urquiza como presidente de la Confederación Argentina; aunque el Paraguay no participó, a pesar de haber sido invitado con reiteración, le fue muy beneficioso: la Confederación Argentina -a instancia del Brasil-  reconoció la independencia de Paraguay. Este hecho facilitó el reconocimiento de los países europeos. "Las independencias de Paraguay y de Uruguay pasaban a constituirse en pilares de la estrategia británica de apertura del Río de la Plata y sus aguas interiores al tráfico y al comercio internacional" (e).
     
La apertura al mercado europeo era muy importante para la consolidación de la independencia del  Paraguay; sin embargo para la familia López, que era dueña absoluta del país, era motivo de  preocupación. La influencia que podría causar sobre los ciudadanos paraguayos, la política y cultura importadas de Europa, podrían corroer el sistema de la política interna paraguaya muy favorable a los intereses particulares de los López, que mantenía sojuzgado a los paraguayos. Este espíritu prevaleció en todos los tratados firmados desde 1853 con Gran Bretaña y otros países europeos. Es decir, absoluto respeto al régimen de gobierno del Paraguay y al sistema económico del "capitalismo de Estado" o monopolios comerciales del Estado; tal como afirma Alberdi, el despotismo legalizado por la Constitución de 1844.
    
En 1853, Gran Bretaña nombró un cónsul permanente en Asunción, que ejerció funciones hasta 1859, porque fue retirado por las dificultades que el presidente López ponía para el cumplimiento de sus funciones. Un intento de Carlos A. López de renegociar el tratado comercial de 1853 fracasó, porque gran Bretaña deseaba cláusulas más liberales y la garantía de acceso al comercio hasta Coimbra.
     
La colisión de un buque paraguayo y otro británico en 1858, y el encarcelamiento de Canstatt, un subdito inglés, en 1859, pusieron al borde del rompimiento de las relaciones entre Paraguay y Gran Bretaña, pero quedan formalmente interrumpida las relaciones en una decisión unilateral del gobierno inglés. Recién en 1862, se firma nuevo acuerdo, pero Gran Bretaña no nombra a un nuevo cónsul en Asunción y el encargado de negocios en Buenos Aires, Edward Thornton, es el que mantiene contacto con el gobierno de Paraguay. Thornton tenía instrucciones de impedir que Solano López utilizase en sus disputas con los países vecinos a Gran Bretaña, y lo "caracterizaba al presidente general López como aún más tiránico que su padre, ..." (Juan C. Herken K. y María I. Giménez de Herquen), (c).
     
A partir del reconocimiento de la independencia de Paraguay por Gran Bretaña empezó un comercio más fluido entre ambos países. Paraguay llegó a importar de Gran Bretaña bienes de consumo, especialmente productos textiles por 300.000 libras esterlinas al año. Lo que estamos queriendo demostrar es que Gran Bretaña no tenía motivo para interesarse en la destrucción del Paraguay porque amenazaba su economía como sostienen los revisionistas. Justamente fue "Gran Bretaña el país que más capitalizó económicamente respecto al intercambio de servicios y mercancías con el Paraguay" (Herken Krauer), (c). Los proyectos de infraestructura (astillero, fundición de Ybycuí, ferrocarril, telégrafo, etc) fueron cubiertos en su mayoría con bienes británicos, y los expertos y técnicos extranjeros (peritos en construcción de barcos, pilotos de buque, médicos, químicos, ingenieros militares, etc) que los implementaron vinieron a su vez en su gran mayoría de Inglaterra. Paraguay era un país que mantenía una política económica especial, pero de ninguna manera se mantuvo cerrado a las manufacturas británicas. De Hecho, los productos ingleses cubrían el 75 por ciento de las importaciones paraguayas, casi todas proveídas desde Buenos Aires, en transacciones controladas por comerciantes británicos que usaban como práctica el otorgamiento de créditos a ocho meses de plazo" (Josefina Plá, mencionado por Herken Krauer en obra cit.).


Coronel Teodoro R. Delgado
Viernes, 12 de octubre de 2012





REFERENCIAS. 
(a) Francisco Doratioto, historiador brasileño, residió en Paraguay por ocho años para escribir su obra "Maldita guerra", 3a. Edición, Buenos Aires, Emecé Editores, 2008.
(b) Cunninhame Graham, subdito inglés, recorrió el Río de la Plata, y en los años 1873 y 1874 residió en el Paraguay para observar los territorios devastados por la guerra y recoger las opiniones de los sobrevivientes. En 1933, después de dejar su banca en el Parlamento inglés publicó su libro "Retrato de un dictador", en Londres. Editorial el Elefante Blanco, Buenos Aires, 2001, Págs. 15 y 16.
(c) Juan Carlos Herken Krauer y María Isabel Giménez de Herken: "Gran Bretaña y la guerra de la Triple Alianza". Los editores del libro dicen: "Este estudio reconstruyen la visión de los acontecimientos desde la perspectiva europea y en particular desde la de Gran Bretaña, situando al observador en la época". Imprenta Editorial ARTE NUEVO, Asunción, 1983.
(d) Cecilio Baez: "La tiranía en el Paraguay", Ñandutí Vive e Intercontinental Editora, Asunción, 1992.
(e) Cnel. Arturo Bray (1898-1974), considerado la pluma más galana de la literatura paraguaya; escribió numerosas obras entre ellas "Solano López, soldado de la gloria y del infortunio". Carlos Schauman Editor, 3a. Edición, 1984.
(f) Juan Bautista Alberdi (1810-1884). Jurista y político argentino, redactó las Bases para la organización política de la Confederación Argentina (1852). Fue opositor a ultranza de Mitre.
(g) León Pomer: "La guerra del Paraguay: gran negocio". Impresiones Schmidel, Buenos Aires, 1968.
(h) Natalicio González: "La guerra del Paraguay: imperialismo y nacionalismo en el Río de la Plata". Editorial Sudestada, Buenos Aires, 1968.  

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