viernes, 5 de octubre de 2012

PARTE VII. PARA ENTENDER MEJOR LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA (O CUALQUIER OTRA)

GUERRA DE EXTERMINIO O CAPITULACIÓN

La doctrina de guerra total comprende la movilización de todos los ciudadanos aptos para luchar -naturalmente, esto no incluye a niños, mujeres, ni ancianos-, y hacienda del Estado, destinados a sostener el poderío militar, proporcionando a las fuerzas armadas las mejores condiciones para la conquista del objetivo político de la guerra. La participación activa de todos los habitantes de la nación en el esfuerzo de guerra fue inaugurado por Francia al crear en 1793, el Ejército Nacional, con la idea de que todo ciudadano es un soldado, en reemplazo del ejército de mercenarios o del profesional, para luchar contra la Quíntuple Alianza que fuera integrada por Inglaterra, España, Holanda, Prusia y Austria; y que llegó a durar 26 años. Durante la guerra del Paraguay contra la Triple Alianza (1864-1870), la doctrina de guerra total alcanzó su punto extremo con la movilización de ancianos, mujeres y niños de entre 12-16 años de edad. 

 Niños-soldados en una representación de la batalla de Acosta Nú. Imagen extraída de google image 
La victoria bélica sólo puede traer grandes beneficios cuando es corta o cuando el objetivo está conforme a los recursos de la nación. De esto sigue, que cuando la victoria es incierta o la derrota es segura, y la continuación de la contienda sólo dejaría algunos sobrevivientes errando por un territorio devastado, un Jefe de Estado prudente no puede dejar de negociar la paz, considerando los escenarios posibles en la postguerra. No es conveniente terminar la guerra con las fuerzas militares exhaustas, porque resulta posible que otro país vecino quiera aprovecharse de la debilidad. Liddell Hart (a) advierte sobre este punto y aconseja: "No desgastarse totalmente en una guerra sin pensar en lo que vendrá después".

El General en Jefe del ejército paraguayo ya había perdido la guerra con sus fracasadas invasiones a las provincia brasileña de Río Grande do Sul; y argentina de Corrientes, al ser expulsadas sus fuerzas de invasión, con la pérdida de 20.000 hombres, que constituían la flor y nata del ejército paraguayo. Ante esta situación, lo que correspondía era impedir que los aliados, en son de represalia, procedan con sus tropas a hollar el territorio paraguayo, aunque ello costara la cabeza al jefe supremo de la nación y General en Jefe del Ejército. Sin embargo, testarudo como él sólo, Solano López se obstinó en continuar una contienda ya perdida. 

Cuando únicamente un agotador esfuerzo puede llevar a la victoria, o es excesivo el precio que hay que pagar por ella, es preferible concertar con el enemigo una paz negociada antes que permitir que el país alcance su bancarrota. La guerra es un medio serio para alcanzar un objetivo serio, nos dice Clausewitz (b).  La guerra tiene su origen en un objetivo político, e indudablemente, este objetivo político utiliza la guerra como uno de sus instrumentos. Por lo tanto, aquella constituye de  las más importantes consideraciones que deben ser tenidas en cuenta por el General en Jefe, en la conducción de la guerra. Durante el transcurso de la guerra, el objetivo político puede ser abandonado o reemplazado por otro; por ejemplo, si no se puede lograr la victoria, la prudencia indica buscar una paz de conveniencia para las partes en disputa. Todas las guerras tienen que ser consideradas como actos políticos. De esto se puede sacar la siguiente conclusión: que el fin de la guerra es conquistar el objetivo señalado por el gobierno nacional, pero debe tener un límite, y ese límite debe estar de acuerdo a los recursos humanos y materiales que el gobierno está dispuesto a sacrificar para obtenerlo. Los medios para esto último, son las fuerzas armadas apoyadas por una diplomacia eficiente. 

El jefe de Estado ni el General en Jefe tienen el derecho de apostar a la nación entera en una guerra como si fuera algún juego de azar. En síntesis, vale decir que el territorio nacional y la propiedad de los ciudadanos (sus vidas, sus bienes y su libertad) en una guerra cuyo resultado siempre es incierta, nunca deben ser tomados a la ligera. Recordemos de nuevo de que hay que distinguir con claridad entre la valentía y la temeridad, y el heroísmo con la inútil muerte de seres humanos.



Coronel (S.R) Teodoro Ramón Delgado
Viernes, 5 de octubre de 2012







REFERENCIAS
(a) Sir Basil Henry Liddell Hart (1895-1970), estratega militar británico, autor de numerosas obras de estrategia y de historia. 
(b) Karl von Clausewitz (1780-1831), general y estratega militar prusiano. Tras luchar contra Napoleón, fue nombrado director de la escuela de guerra de Berlín. Su monumental obra "De la guerra" tuvo gran influencia en la doctrina militar alemana. Casi no existe en el mundo algún militar, que se precie de tal, que no haya leído su libro.

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