LOPIZMO O REVISIONISMO. PARTE I
Para la preparación de este capítulo que consta de dos partes, nos hemos servido de las obras "Maldita guerra", por Francisco Doratioto (a); "Retrato de un dictador", por Robert B. Cunninghame Graham (2); "Gran Bretaña y la guerra de la Triple Alianza", por Juan Carlos Herken Krauer y María Isabel Giménez de Herken (c); y "La tiranía en el Paraguay", por Cecilio Baez (d).
En ningún momento pasó por nuestra cabeza dedicar tantos esfuerzos con el solo objeto de producir una obra que solo sirva de narcótico a fanáticos y chauvinistas que posiblemente recibirán furiosos y ofendidos el resultado de nuestra investigación sobre la guerra de la Triple Alianza que aparecerá muy pronto en el libro de 430 páginas titulado "La conducción del ejército paraguayo contra la Triple Alianza (1864-1870)"; aunque, si en sus corazones hay lugar para la sinceridad, admitirán que duele, porque es verdad. Además, es inútil pretender silenciar la verdad, porque ella tarde o temprano aparece, pero aparece.
A partir de la muerte del mariscal López el 1 de marzo de 1870 en Cerro Corá y hasta el año 1900, nadie cuestionaba de que él fuera el culpable de haber -con sus temerarias invasiones de los territorios de Brasil y la Argentina muy digno de un mongol- llevado a la nación paraguaya a un inútil holocausto. Asimismo, en ese lapso no había mísero sobreviviente, excombatiente lisiado, inválido o ileso, madre afligida que tempranamente perdió a sus hijos, viuda con el corazón dominado por la tristeza, cariñosa hermana y niños huérfanos que no hayan maldecido aquel sacrificio tan cruel, tan inútil y tan desmesurado.
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Los lopiztas, solo pensaban dejar contento al lector exaltando el nacionalismo y la férrea voluntad del Mariscal en proseguir la guerra hasta el exterminio de la nación; no les interesaba seguir puntualmente la verdad, probablemente, porque no la buscan donde debe buscarse y porque su único propósito es la de realzar la figura del denominado "héroe máximo del Paraguay". En las apologías que hacen del Mariscal introducen muchas ficciones y copiosa hipérboles para realzar más la figura del encomiado, incluso dando falsedades por verdades y adulaciones por hechos. Esa jactancia de O'Leary y seguidores sobre las proezas de Solano López crecieron incontenible desde 1902, hasta que el general José Félix Estigarribia oscureció con hecho la gloria atribuida a Solano López, eclipsándola con su portentoso triunfo en la guerra del Chaco (1932-1935). Entonces, para que el edificio construido con admirable ingenio no sucumbiera por la gloria del gran conductor del ejército paraguayo en la guerra del Chaco, empezaron obstinadamente a ensalzar aún más a López, incluso consiguieron que el presidente de la República, coronel Rafael Franco, en 1936 por decreto ordenara venerar al mariscal López y además honrándole con el título de "Héroe Máximo del Paraguay".
La esclarecida historiadora paraguaya Beatriz Rodríguez Alcalá de González Oddone estableció el obligado parangón en un artículo titulado "Dos mariscales" publicado por el diario abc Color del domingo 20 de noviembre de 2011.
El subdito inglés, Robert B. Cunninghame Graham recorrió el Paraguay entre los años 1873-1874, haciendo reportaje a los sobrevivientes de la terrible hecatombe, reuniendo relatos de los hechos con el testimonio directo de la gente. He aquí un fragmento de su comentario: "Yo que estuve allí y conocí íntimamente al pueblo con la ventaja de hablar el español desde mi niñez y conocer bastante el guaraní como para mantener una conversación simple, he escrito este bosquejo de la vida de López, porque en el Paraguay ha crecido una generación para la cual es una mera leyenda el estado de cosas a que me refiero y el sufrimiento de sus compatriotas. Han instituido una monstruosa adoración al hombre que llevó a sus mayores a un sufrimiento que nunca podrá ser olvidado por aquellos que lo vivieron". En otra parte de su libro escribió: "..., una población gentil y fácilmente gobernable, merece mejor destino que aquel que recibió. Sobre todo, no merece la broma macabra que intentan hacerle hombres, posiblemente bien intencionados, al elevar a López a la categoría de héroe nacional. Se le ha erigido un busto en el sitio donde fue muerto; no peleando sino intentando escapar a la selva, dejando a su amante y a sus hijos solos e indefensos.
Treinta años después del lustro terrible que sumió a la hidalga nación paraguaya en la miseria más espantosa, y de yapa, con la autoestima muy menguada y sin héroe ejemplar, nos dice Doratioto: "Esas circunstancias permitieron que el Paraguay viera el nacimiento del revisionismo histórico de la figura de Solano López, también conocido como lopizmo. Ese movimiento intentó transformar la imagen de Solano López, de dictador responsable por desencadenar una guerra desastrosa para su país, en un héroe que fue víctima de la agresión de la Triple Alianza y en sinónimo de coraje y patriotismo". Lastimosamente, esa extralimitación de los lopiztas hacen a nuestra historia de la guerra de la Triple Alianza, llena de heroísmo de las tropas, especialmente allende de nuestras fronteras, sea poco creíble y merecedora de escarnios y de silvidos.
Coronel (S.R) Teodoro R. Delgado
Lunes, 08 de octubre de 2012
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