miércoles, 10 de octubre de 2012

PARTE IX. PARA ENTENDER MEJOR LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA (O CUALQUIER OTRA)

LOPISMO O REVISIONISMO. PARTE II

El propósito del nacimiento del lopizmo era para construir una imagen heroica de Solano López, y no era como se cree para recuperar la autoestima del pueblo paraguayo luego de la hecatombe a la que fue conducido, sino meramente crematístico. El Sr. presidente, Gral. Solano López, había vendido a la señora Elisa A. Lynch el territorio en litigio con el Brasil ubicado entre los ríos Apa y Blanco de 33.000 kilómetros cuadrados. También le había vendido otro territorio en litigio con la Argentina ubicado entre los ríos Pilcomayo y Bermejo de 11.400 kilómetros cuadrados. La señora Lynch ya era propietaria de 27 inmuebles ubicados en Asunción. En la postguerra, Enrique López Lynch gastó gran parte de su fortuna intentando recuperar las propiedades que ahora se encontraban en los territorios de la Argentina y del Brasil, más los 19.000 kilómetros cuadrados que Solano López había vendido a la señora Lynch en la región de Panadero-Igatimí-Itakyry. A pesar del apoyo del Presidente Eguzquiza y de otras autoridades nacionales, las demandas judiciales de Enrique contra los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay le fueron desfavorables. 
     
Cecilio Báez. Imagen extraída de google image
A partir de 1920 empezó a cobrar fuerza el lopizmo. El perspicaz intelectual paraguayo, Dr. Cecilio Baez, al comentar ese fenómeno, atribuyó al motivo siguiente: "Esa tarea no es el cumplimiento de un deber familiar, como quieren algunos. Es simplemente una empresa mercantil, de lucro, en cuyo éxito creyeron los hijos de la Lynch adulando a los poderosos". El lopizmo alcanzó su esplendor en 1936 después del exitoso golpe de Estado llevado a cabo con el liderazgo del coronel Rafael Franco contra el gobierno constitucional del Dr. Eusebio Ayala. El presidente Franco promulgó un Decreto que ordenaba a la nación a venerar al mariscal López, y a la vez lo designó "Héroe máximo del Paraguay". Este Decreto no podía tener otro fin que menoscabar los méritos egregios de los victoriosos conductores -político y militar- de la guerra del Chaco: Dr. Eusebio Ayala y José Félix Estigarribia. Durante el gobierno del general Stroessner (1954-1989), los panegíricos que se hacían de Solano López, llenas de ficciones y de hipérboles para realzar la figura del denominado "Héroe máximo del Paraguay", resultaban sumamente empalagosos.

Respecto al portentoso desarrollo del Paraguay en la época de los López, nos dice Arturo Bray: "Los López constituían una familia de mentalidad feudal, identificada moral y materialmente con el Estado paraguayo. La división tajante entre lo fiscal y lo privado -tratándose de los López- no existía, y esta superposición de propiedades llegaba hasta los lindes de las definiciones abstractas: López era la patria y la patria López. Y el Estado, desde luego, con mayor razón. Concepto monstruoso y anacrónico...".

En 1844, Lord Palmerston, ministro de relaciones exteriores británico, dirigiéndose a la Cámara de los Comunes dijo lo siguiente: "...No forma ninguna parte de los arreglos entre los dos gobiernos (británico y francés) abrir nuevas comunicaciones con el Paraguay, me temo que, aunque este se hiciese, quedarían muy frustradas cualesquiera esperanza que se tuviese que el Paraguay ofreciera un vasto y fértil campo para el comercio británico. La población del Paraguay es excesivamente pequeña y sus producciones son también muy reducidas. Necesitan muy poco de lo que nosotros podemos producir y nada tiene que darnos al respecto, excepto alguna corteza muy mala".

Juan Bautista Alberdi, en 1852 se refería sobre el gobierno de los López de este modo: "El régimen del Paraguay es egoísta, escandaloso, de funesto ejemplo y de ningún provecho a la causa del progreso y cultura de esta parte de la América del Sur..., merece la hostilidad de todos los gobiernos patriotas". Y en sus Bases (de la Constitución de la Confederación de la Argentina), atacó duramente la Constitución de Paraguay de 1844 que confería al Presidente de la República la suma del poder público, puesto que le quedaban subordinados los Poderes Legislativo y Judicial; en una palabra, la propiedad de los ciudadanos (sus vidas, sus bienes y su libertad), estaban bajo la férula del Presidente, escribió: "..., esa Constitución, que erigía en institución legal y permanente el despotismo que en los países orientales existe simplemente como un hecho".

Tapa y contratapa del libro "La conducción del ejército paraguayo en la Guerra Grande"
 El historiador argentino León Pomer afirma en su libro, "La guerra del Paraguay: gran negocio" -aunque sostenemos que si la guerra no fuera gran negocio ya hubiera desaparecido-; que "Inglaterra fue la principal responsable de la guerra del Paraguay. Inglaterra puso el dinero y sus condiciones". Pero hay algo que Pomer olvidó, que los bancos ingleses prestaron dinero al Brasil y a la Argentina porque podían obtener buenos dividendos para los accionistas con poco riesgo. Pero no prestaron al Paraguay porque constituía alto riesgo; es decir, no había garantía de recuperar la suma prestada, porque el Paraguay no tenía posibilidad de ganar la guerra por su enorme desventaja económica, financiera y demográfica, según se puede observar en el siguiente dato correspondiente al año 1860, en libras esterlinas, extraída de la obra de Doratioto, Maldita guerra, página 85:
                                                             
                                                                     ALIADOS               PARAGUAY
Población                                                  11.000.000               400.000
Comercio exterior                                   36.300.000               560.400
Recaudac. Impuestos (1864)                  7.000.000               315.000
Efectivos de los ejércitos                              27.500                 77.000

Con estos datos a la vista, solamente un tonto podía apostar por el triunfo de Paraguay. Para ganar una guerra son factores determinantes: el potencial de guerra del país, es decir, cantidad y calidad de los habitantes, economía, comercio, costa marítima, comunicación fácil con otros países, aliados confiables, crédito internacional, diplomacia eficiente, academias militares, calidad de los oficiales, generales idóneos, etc. De nada vale, si al empezar la guerra el ejército cuente con numerosos efectivos, si no hay capacidad para mantener y si es preciso aumentar el poderío de las fuerzas militares hasta la conquista del objetivo político.

Coronel (SR) Teodoro R. Delgado
Miércoles, 10 de octubre de 2012

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