sábado, 5 de marzo de 2022

                                                    COMENTARIOS VARIOS 


Empezamos con el debate entre Teodoro R. Delgado y Jorge Rubiani sobre la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay el 04-03-2019.

Anteayer, 03-03-2022, un lopista fanático se burla de mis expresiones en el debate por el prestigioso canal “TV RCC” hace tres años (el 04-03-2019), que sostuve con su líder, el experto distorsionador de la historia y divulgador de documentos apócrifos de la GTA, según la Academia Paraguaya de la Historia.

He repetido varias veces que soy soldado y no literario, y como tal no soy persona versada en literatura o un orador egresado del Instituto “Dale Carnegie” o un político como para exigirme hablar con frases pulidas. Pienso que esas faltas las he compensados suficientemente con estudiar de modo concienzudo el fenómeno guerra, mejorar mi conocimiento sobre la estrategia militar y las tácticas y haber aprendido que nada vale las loas heroicas carentes de objetividad. A usted caballero -no recuerdo su nombre- le digo que a la historia no le interesa tanto contar los hechos con elegantes expresiones, sino a ella le basta con decir la verdad. En el audio que publico se puede observar, haciendo gala de su habilidad en expresarse bonitamente según su admirador, los cinco minutos que a mí me correspondía contestar la pregunta del talentoso moderador, el periodista Vera, Rubiani se dedicaba a interrumpir y mentir sin sujetarse a la regla de cualquier debate entre personas razonables que buscan la VERDAD. Me pide mi fuente y cuando empiezo a darle nombre de ilustres investigadores, interrumpe y toma la palabra impidiéndome continuar hablando. Esa fue la estrategia que Rubiani empleó con el objeto de evitar que cuente la verdad, y así maquillar su ignorancia de la historia de la GTA. Es imposible razonar con él porque no tiene argumento, entonces usa la mentira y la descalificación. Su actitud desde cualquier punto de vista no fue honrosa, por tanto, merece ser desdeñada.

Inmanuel Kant en una de sus obras nos dice: «… Porque la deshonra acompaña al mentiroso como su sombra. La mentira es rechazo y destrucción de la propia dignidad de hombre. Un hombre que no cree él mismo lo que dice a otro tiene un valor todavía menor; pero comunicar a otro los propios pensamientos mediante palabras que contienen, intencionadamente, lo contrario de lo que piensa el hablante, es un fin opuesto a la finalidad natural de su facultad de comunicar sus pensamientos; por tanto, es una simple apariencia engañosa de hombre». La insigne escritora paraguaya, Josefina Plá, escribió: «La verdad es un vestido quemante como la túnica de Neso, pero es también el único vestido último digno del hombre».

Espero que mi franqueza de expresión y mi deseo de compartir la verdad, tal vez puedan compensar mi ignorancia de las reglas de la sintaxis y exculpar mis pecados gramaticales. A mi parecer la historia no necesita ni de adorno ni de sólidos conocimientos de la ciencia literaria, porque estoy seguro que a ella le basta con decir la verdad, y que aun cuando no tenga la elegancia de estilo que fascina al lector, pero si no se ajusta a los hechos no puede ser considerado como historia.

FIN

 05-03-2022


lunes, 21 de febrero de 2022

SEMANA DEL DÍA DE LOS HÉROES (1º de marzo)

 

EN ADHESIÓN AL PRÓXIMO DÍA DE LOS HÉROES

AVISO

A partir de hoy, en adhesión al próximo “Día de los Héroes” el 1º de marzo, empezamos a publicar por Facebook algunos breves artículos sobre la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), con especial énfasis sobre el mariscal López.

Esperamos cumplir la tarea que nos hemos impuesto con toda objetividad; es decir, tal cual como la historia tiene registrada, considerando que la historia guarda los hechos en BENEFICIO de nuestros descendientes, pero hay algo que tenemos que aceptar, la historia no es panegírico de la nación. Es decir, no es para gloriar la patria ni enaltecer a ningún personaje, porque ella es madre de las ciencias e imagen de la verdad. Por lo tanto, aumentar o disminuir las figuras de Estigarribia o de López no es propio del historiador que tiene la obligación de dejar a cada personaje su tamaño natural. Si alguien piensa que nuestras opiniones sobre el mariscal López son muy fuertes, nosotros no tenemos la culpa, porque los hechos fueron así y nosotros no podemos alterar la verdad.

 

Sección 1. Temor a decir la verdad sobre la GTA.

La nación paraguaya desde 1813 hasta la muerte de López, conoció la servidumbre, a partir del 1º de marzo de 1870, la bondad de la paz, la justicia y la libertad. Pero, desgraciadamente truncada en 1936, pero recuperada mediante la valiente lucha de un grupo de modernos legionarios que combatieron las dictaduras por décadas, y apoyados por una fuerza militar el 3 de febrero de 1989.

Empezamos la tarea con un resumen de un artículo digno de interés publicado por el distinguido intelectual, investigador y articulista del diario “Última Hora”, el Dr. PEDRO GAMARRA DOLDÁN. El escrito está insertado en la sección “Enfoques” del mencionado diario con el título: “En el país aún se teme escribir y decir la historia”. Y añade, «mientras el historiador no se libere del miedo, no será historia ni habrá historiadores en el Paraguay».

Escribió el Dr. Gamarra Doldán: «Con el título “El miedo de escribir la historia”, Don Pastor Giménez publicó en la década del 50 del siglo pasado, un breve e interesante ensayo, donde el culto escritor reflexionaba sobre el temor de escribir historia en nuestro medio, por la dificultad de hacerlo, con precisión y prolijidad, la historia de un país, donde todos nos hallamos unidos a una suerte de unicidad racial, cultural y religiosa.

«La edición de ese libro ha pasado más de 50 años. El país pasó de tener un millón quinientos mil habitantes a seis millones; … ¿Existe aún miedo para escribir, decir o hacer historia?

«Concluiría ese pensamiento y realidad con un claro ¡sí! Subsiste el mismo miedo atávico, aun en nuestros intelectuales o pensadores.

… En el Paraguay, se teme escribir la historia por temores físicos, políticos, ideológicos y aun religiosos.

«Quedar bien. En nuestro país, excluir, o decir lo que se pretende decir, en sana conciencia, pasa a veces por un deseo hipócrita de querer quedar bien con todos sin ofender a nadie. Y ello ya no es una verdad literaria, una verdad histórica, es deseo permanente de no ofender al régimen que impere o al orden social o religioso establecido.

«El escritor sigue temiendo la verdad. Cuando Casaccia Bibolini publicó “La Babosa”, hubo una reacción de la prensa, que censuró a este genial escritor; y se repitió en su posterior obra, “La Llaga”. Cuando Pratt Mayans publicó, y tras obtener el premio de mayor tiraje en aquel momento, hubo una reacción por parte del “establishment”, que motivó el repudio que concitó para cierta gente el escribir como se dio en “Pavel”, así se titulaba el cuento de referencia; era en diciembre de 1963. Defender al autor, un grupo brillante de escritores y artistas, debió recordar en febrero de 1964 que la Constitución otorgaba libertad de opinión, y de escribir.

«Rafael Barrett. …; en el país aún se teme escribir, o decir la historia. Se nos impuso, y solo desde el siglo XX aparece la figura de Rafael Barrett, que en sus cortos años de estadía rompió la monocorde forma de expresarse libre de temores, por lo menos en el país.

«La libertad de hacer política, y de hablar mal de los políticos, es una técnica diaria; el empobrecimiento de la paga a los maestros y profesores es una descalificación de ellos, amén de la censura directa o indirecta de los programas de estudio. La historia debe ser siempre la opinión.

«Los medios de comunicación están solo abiertos a aquellos que hablan de la luna. …A 100 años de la muerte de Barret, los escritores de historia siempre escriben “ad usum” del príncipe. Y eso no dice la ley. Lo imponen los centros de poder y la sociedad mediocre. …

«Ojalá alguna vez encontremos la historia del país libre de temores. En que los héroes civiles valgan tanto como los militares. Pero para eso faltan la acción y la reacción de una opinión pública despierta y dispuesta a jugarse en una gesta patriótica brillante. La historia del Paraguay, mientras el historiador no se libere del miedo, no será historia ni habrá historiadores». Así termina el acertado artículo publicado por el Dr. Gamarra Doldán.

Los historiadores objetivos; es decir, aquellos que juzgan y escriben con imparcialidad y justicia cuentan la verdad de los hechos acaecidos, y no las mentiras que los lopistas propagan e incluso difunden documentos apócrifos.

Al empezar la presente tarea, quisiéramos dar nuestro parecer sobre lo siguiente: para ello nos dirigimos a los miembros de las Fuerzas Armadas de la Nación con la intención de dejar en claro nuestra posición, que el hecho de que el Colegio Militar -donde hemos estudiado por cinco años, y lo amamos con unción-, hoy Academia Militar, lleva como nombre “Mariscal Francisco Solano López”. Pero eso no puede impedir a los egresados de la gloriosa Institución y cuna de héroes, investigar si de verdad es el “Héroe Nacional sin ejemplar” que mucho cree y mucho no cree, o sólo es una falacia creada por intereses políticos. El Vaticano, hace algunas décadas dio la misión a consumados historiadores para investigar, a través de la historia, a varios santos. Los historiadores llegaron a demostrar que varios de ellos no eran tan santos como se suponía, y el Papa procedió a excluirlos. ¿Cuándo los paraguayos haremos algo semejante con los falsos héroes creados por O’Leary?

Ser egresados del Colegio Militar hoy Academia Militar “Mariscal Francisco Solano López”, y creer que por este hecho ya está obligado a considerar a López tal como el decreto del 1º de marzo de 1936 determina -por motivo meramente político- “Héroe Nacional sin ejemplar” es una tontería. Todos tenemos el derecho de investigar y publicar nuestras conclusiones, si los nombres con que fueron bautizados los regimientos del ejército, ciudades o pueblos, calles de ciudades, instituciones educativas, rutas, etc., han sido demostrado que son verdaderos héroes para ser galardonados. Muchos ciudadanos piensan que el nombre que lleva la Academia Militar, antes Colegio Militar, es merecedor de tal galardón para que los egresados de esa cuna de héroes tengan en quien inspirarse. Es justo reconocer que de la misma manera hay mucho compatriota que piensa y razona bien, y han estudiado la historia del mariscal López, llegaron a la conclusión que él no fue sino un genocida de su pueblo. Igualmente es muy cuestionado que haya sido bautizada una importante avenida de Asunción con el nombre de madame Lynch. ¿Cómo acabar con esto? Que el Congreso Nacional forme un equipo de historiadores notables, objetivos y veraces para investigar y presentar sus conclusiones al respecto.

Luque, 21-02-2022)



Sección 2. Contar la verdad es deber del historiador.

Ya es una costumbre en Paraguay que el “Día de los Héroes” las autoridades nacionales y muchos paraguayos mal avisado se dedican a elogiar sólo a López e ignoran a los verdaderos héroes. Es más, los canales de TV y radios emisoras, casi en su totalidad, con tendencias popularistas, invitan con preferencia a historiadores y aficionados a la historia, no para contar la verdad sobre la Guerra de la Triple Alianza (GTA) sino para elogiar a López y así complacer a sus televidentes u oyentes.  

Uno de los deberes de los historiadores es la de estar comprometidos con la verdad, que consiste en aclarar en su justa medida lo sucedido en la apocalíptica guerra de 1864-1870; porque las obras y artículos publicados por “investigadores” lopistas han mostrado las manipulaciones a que fueron sometidas sus relatos para darle una significación nacionalista y afín a la dictadura. Los lopistas no entienden que su venerado héroe no debió aspirar a nada que sea superior al potencial de guerra del Paraguay. Pues, está demostrado que se origina una falsía funesta en los que aspiran a algo superior a sus fuerzas. Es preciso mostrar a los descaminados lopistas nuevos caminos y más fáciles para que admitan, no mito, sino la verdad sobre la funesta guerra de López.   

Jamás debemos aceptar un país donde prevalezca la mentira sobre la verdad. Nunca se puede ser patriota -por más que se pregona- sembrando mentiras. Los lopistas intentan convencer al pueblo que los veneradores del genocida son los verdaderos patriotas. En tanto, aquellos que no aceptan que López es el “Héroe Nacional sin ejemplar”, les dirigen expresiones ofensivas como “vende patria” u otras que emplean para insultar, y no para refutar opiniones basadas en documentos u hechos reales. A los lopistas no le importan un bledo la pérdida del orgullo y la confianza nacional por causa de una guerra que el mismo López tramó, maquinó y urdió; y que por suerte un egregio estadista como el Dr. Eusebio Ayala y un genio militar como Estigarribia recuperaron el honor militar y el orgullo nacional.

Aquellos que muestran respeto y admiración en grado sumo al terrorífico mariscal López creen que Dios y el pueblo paraguayo deben perdonar al autor que lleva la marca de Caín, amén de tantas atrocidades, y de la inigualable tragedia que con su alma perturbada trajo sobre el Paraguay, regando con sangre de compatriotas y alfombrando de cadáveres de un extremo a otro el territorio nacional.

No puede haber gloria para un jefe de Estado que mandó a la muerte a miles de niños inocentes -futuros de la patria- en las batallas de Avay, Pirivevýi y Acosta Ñu. Es más, en San Fernando, Villeta, San Estanislao y Zanjajúu mandó atormentar a miles de paraguayos y extranjeros, para luego hacerlos asesinar y apropiarse de sus bienes. De este modo escandaloso, el mariscal López disponía a su antojo de la vida, de la libertad y de los bienes del aterrorizado pueblo paraguayo; aun así, los lopistas lo veneran con devoción por lo que no es, y cierra los ojos a sus inauditas crueldades.

La prudencia, el talento, la iniciativa y la habilidad sólo pueden ser adquiridas mediante el esfuerzo. Sin embargo, el mariscal López todo consiguió muy fácilmente por ser hijo consentido y malcriado por el padre, el presidente paraguayo C. A. López.  Francisco Solano no tenía compasión por nadie, y conste que la compasión es el que distingue al hombre de los animales de presa. Su peor pecado fue intentar amoldar el Río de la Plata y Mato Grosso a sus mezquinos intereses; su ego, y no la fuerza militar de los aliados fue el que destruyó cincuenta años de lento progreso del Paraguay.

López empezó la guerra a estilo Atila[1], sembrando terror en las poblaciones ocupadas de Brasil y Argentina. Los ejércitos de países civilizados atenúan cuanto es posible los males causados por la guerra; sin embargo, López asoló no sólo territorios ajenos, sino también su propio territorio que él tenía el deber de proteger. Obligaba a las inofensivas mujeres, niños y ancianos a las más crueles peregrinaciones; a todos obligó a seguirle sin preocuparse en darles de comer ni saber quiénes ni cuantos morían por semana. Atila (ver nota 1) por lo menos, cuando invadió Roma, pudiendo hacerlo, respetó el Vaticano, la Santa Sede. Sin embargo, López ni la iglesia católica respetó ni al obispo, a quien mandó fusilar junto a veintitrés sacerdotes

Nota 1. Atila, rey de los hunos (434-453). Invadió el imperio romano de Oriente (441) y la Galia, pero fue vencido en los campos Cataláunicos (451), por los ejércitos de Aecio y Teodorico. En 452 saqueó Italia, pero no Roma persuadido por el papa León I el Grande. Su imperio desapareció con él.

Nota 2. “El clero en la guerra del 70” por el Pbro. Pedro Silvio Gaona, contiene los nombres y apellidos, y sus respectivos lugares de nacimiento de los 24 sacerdotes fusilados. Fue impreso en los talleres gráficos de la editorial DAGRE S.R.L., Asunción-Paraguay, 1957.

 Nadie debería ignorar la gran importancia de recordar constantemente la historia de la guerra de 1864-1870, principalmente los numerosos errores estratégicos y tácticos de López, así como los sangrientos hechos cometidos por él contra sus compatriotas es el modo de evitar volver a incurrir en los mismos errores.

En Riachuelo, Jataí y Uruguayana L,ópez recibió golpes devastadores que les hizo aprender por propia experiencia una dolorosa lección, que es peligroso mandar dos fuerzas a larga distancia sin apoyo mutuo, sin artillería, con poca caballería y sin apoyo logístico. Esto confirma un proverbio militar: «Siempre será mejor para cualquier oficial de cualquier grado y jerarquía aprender de experiencias ajenas (la historia militar) porque la propia siempre llega tarde y cuesta cara.

Los veneradores del mariscal López afirman que nuestra posición contra el mariscal López es resultado del odio. Pero ignoran, tal vez, que nuestra cólera contra el denominado “Héroe Nacional sin ejemplar” se debe al crimen contra la nación que él perpetró. La furia infernal de López se abatió sobre los paraguayos en San Fernando. Su injustificada ira contra sus compatriotas causó estrago y horror. ¿Cuántos desdichados gemían en nuestro país durante la rra que él voluntariamente desató? No había clemencia para nadie. Nunca dejó de ser inflexible, ni la súplica de la madre a favor de su hijo Benigno, a quien lo había condenado a muerte accedió. Derramó río de sangre, no del enemigo sino de sus compatriotas. Tentó a la fortuna y mucho riesgo corrió al apostar -como si fuera juego de azar- el Paraguay entero, ¡y perdió!, pero él se negó a pagar, prefiriendo huir abandonando a su pueblo a las alas de Dios que es grande. El corazón de la gente prudente y juiciosa se congela de espanto y pavor al conocer lo ocurrido en san Fernando, Potrero Mármol, San Estanislao y Zanjajúu.

Mandar fusilar en San Fernando sin demostrar culpabilidad a un promedio de 36 personas por día durante 55 días, de verdad es cosa de loco. ¿Qué cosa peor podrían hacer los aliados? Sólo este hecho maligno, lo ha condenado al mariscal López a la maldición de la gente cristiana y decente, porque sus actos fueron absurdo y demencial. Para obrar como obró en San Fernando, tal vez tenía en su interior una bestia que lo dominaba: el temperamento violento. El hombre que tiene carácter domina su temperamento, y el hombre débil es dominado por su temperamento; por lo tanto, López no tenía carácter, porque si lo tuviera, no tardaba en reconocer el error y rectificarse inmediatamente, para que ningún paraguayo más pierda la vida innecesariamente, una vez que está demostrada que la guerra no se puede ganar.

López conducía la guerra como aquel contador desempleado que ninguna cuenta le cierra bien; su obsesión por la guerra tuvo para el Paraguay ruinosa consecuencia, temerariamente se arrojó en aguas turbulentas sin ser buen nadador. La creencia que el mariscal López defendió la patria con gran heroísmo y que no se rindió son falacias absurdas, pero dificilísimo de desarraigar de la mente de muchos paraguayos. Queremos decir a los exaltados nacionalistas que la verdad sólo duele a aquellas personas acostumbradas a vivir en un mundo de mentira. Nosotros sentimos su dolor, pero deben saber que el dolor invariablemente hace cacarear a las gallinas.

Luque, 22-02-2022,




EN ADHESIÓN AL PRÓXIMO DÍA DE LOS HÉROES

Sección 3. Como “la noche de los Cristales Rotos”.

La admirable voluntad de vencer del ejército paraguayo era insuficiente para derrotar a las fuerzas militares de Brasil, Argentina y Uruguay que contaban con enorme potencial de guerra (cantidad y calidad de los habitantes, riquezas, generales y jefes idóneos y con experiencias, costas al mar que le permitían el intercambio comercial sin impedimento, etc.)

Ocupado por el ejército de López la parte sur de Mato Grosso, nadie esperaba que abra otro frente de guerra. Sin embargo, de modo inaudito abrió dos nuevos frentes, uno al sur (Corrientes) y el otro hacia el sureste (Río Grande del Sur, fronterizo con el Uruguay). El 14 de abril de 1865, el ejército de López sorpresivamente irrumpió en territorio argentino con una columna de 30.000 hombres que se extendía desde Corrientes hasta Goya. Y a partir de esta temeraria operación, López se enfrenta a dos países mucho más poderoso en población, economía, etc., que el pequeño Paraguay. La delirante idea de López era forzar al emperador del Brasil, Pedro II y al presidente de la Argentina Bartolomé Mitre, solicitar un armisticio para negociar. Estos jefes de Estados sabían que hacer un trato con López es lo mismo que hacer un trato con el diablo.

Las tropas paraguayas demostraron que la abnegación, obediencia ciega y valentía no son suficientes para ganar la guerra. Y para peor, López a pesar del aluvión de malas noticias o de las suertes adversas en todas las operaciones que emprendió, se negaba aceptar la realidad. Luego de ser desalojado del teatro de operaciones de Humaitá, estaba convencido que en el arroyo Pikysyrý (al sur de Villeta) puede ahogar -como en el juego de ajedrez- la ofensiva aliada. Esta era otra apuesta arriesgada que pensaba realizar.

Al ser forzado a abandonar el teatro de operaciones de Humaitá entró en pánico, porque comprendió que era el comienzo del fin de su loca aventura. Cada decisión que tomaba era cada vez más irracional, delirante e ilógico, probablemente por ser alcohólico y opiómano. Estaba colapsado moral y físicamente. De todos estos estaban enterados madame Lynch, Resquín y Caballero, y lo mismo le obedecían ciegamente a sabiendas que ya no estaba en condiciones para tomar acertadas decisiones. El general Caballero esperaba sólo el momento adecuado para abandonarlo. La ocasión se le presentó en Cerro Corá, cuando López lo convocó y le preguntó qué hacer ante la carencia total de ganado. Caballero no pierde la oportunidad y responde: «si me autoriza llevar 40 hombres, iría y traería por lo menos un lote de ganado de las riberas del río Apa». Caballero eligió 40 oficiales y suboficiales de su división y con ellos partió el 12 de febrero de 1870; después de varias semanas de la muerte de López fue tomado prisionero en la orilla del río Apa y enviado con varios prisioneros importantes entre ellos José Falcón a Janeiro. Cuenta Falcón en su obra que «cada prisionero paraguayo percibía cada mes, puntualmente, sus respectivos salarios según el grado de cada uno, pagado por el gobierno del Brasil».

Los 50 años de lento progreso de Paraguay, bajo el gobierno del mariscal López cayó en picada económica, social, militar y demográfica. Los apologistas del mariscal López crearon la gran mentira. Desgraciadamente, la idea demuestra que a la mayoría de los paraguayos no le interesa la verdad; porque, lo que la gente quiere escuchar es algo que parezca a heroísmo y gloria épica. Y no se cansan los lopistas en repetir la manida frase: “López defendió la patria y no se rindió”, una y otra vez. No importaba que los que predicaban o proclamaban sólo eran mitos y no los hechos. Tantas veces repetían desde 1936 hasta hoy la misma cosa, que la mayoría del pueblo empezaron a creer sin razonar.

La campaña de los panegiristas de López no hay que atribuirle menos importancia de la que tiene (subestimar), poque es algo de lo que tenemos que estar siempre alerta, porque tras ellos viene bien camuflado de oveja, la dictadura. No porque nos afecta sólo a los que creemos en la importancia de la verdad, la libertad y la justicia; sino porque afecta a todo. Por tanto, será preciso detestar a los enemigos de la verdad. Y los veneradores de López como todo el mundo sabe son enemigos de la verdad por ser muy amigo de los mitos que se tejen en torno del mariscal López.

Los panegiristas de López tratan a los valientes y abnegados legionarios como los nazis a los judíos. Ellos se consideraban como ciudadanos de primera, y los que no veneran a López sin derecho como ciudadano de segunda. Es más, prefieren la dictadura a la democracia, porque en la dictadura ellos son los patriotas que tienen privilegios en acaparar los cargos y empleos públicos. En tanto, el ciudadano no demuestre su patriotismo elogiando a López, para ellos no son patriotas. Es decir, califican quienes son los verdaderos patriotas y quienes son los otros. No tienen escrúpulos ni temor para emular a los nazis y cometer hechos semejantes como la terrorífica acción conocida como “La noche de los Cristales Rotos” en 1938 en la Alemania de Hitler, asesinando a más de cien judíos, sólo por ser judíos. Si algunos lopistas -conforme leemos por Facebook sus violentas expresiones contra quien publica la verdad sobre López- si se los garantiza impunidad, ¡no dudarían en hacer lo mismo!

23-02-2022.




Sección 4. Los hombres más detestables son los más reverenciados.

El mariscal López, no contento con gobernar el Paraguay a su antojo, quiso ser conquistador: mandó a su ejército a invadir los territorios de Brasil y de la Argentina con la idea de convertirse en el árbitro de la región.

Cada derrota que sufría contribuía a mantener en él una irritabilidad que rayaba en la locura. Absorto en su idea fija, sin preocuparse de nada, y tercos cual “Kerabán el Testarudo”, emprendió la conquista de algo casi imposible: derrotar a los ejércitos aliados y proteger la región contra el liberalismo político y económico que chocaba frontalmente contra las dictaduras de López y del gobierno del Partido Blanco uruguayo.

La verdad, López prometió mucho y no logró nada, a pesar de contar, al empezar la

guerra, con el ejército más numeroso del continente. Y lo peor, no tuvo agallas para ponerse al frente de sus tropas desde el inicio de sus campañas ofensivas, sino esperó cómodamente en Asunción los laureles de gloria y abundante botín, producto del saqueo que sus generales le traerían como ofrenda a su genio militar.

Luchar ante la presencia u observación del general en jefe conduce a las tropas a proezas increíbles. Sin embargo, durante toda la guerra las tropas paraguayas nunca sintieron la presencia del mariscal López, y menos lo vieron con sus tropas de reserva cerca de ellos pronto para -cuando el resultado de la batalla oscilaba- lanzar su reserva en el momento adecuado para arrancar de la mano del enemigo la victoria o lanzar su reserva contra el enemigo en retirada para la destrucción total.

Más allá de rodearle al mariscal López de una aureola de gloria que jamás logró porque sólo derrota recogió; mejor aceptar y recordar constantemente sus garrafales errores político y militar para no volver a incurrir en los mismos yerros.

López fue forzado a la guerra por el Brasil, es cosa que se dice, sabiendo que no es verdad, pero los veneradores de López, con la intención de engañar al pueblo o engañarse a sí mismo, porque no resiste una sola prueba, pues López dejó voluntariamente la nación paraguaya destrozada económica, demográfica y militarmente, y ¡sin ningún decoro lo veneran, y tal como afirma Zaratustra «los hombres más aborrecibles son los más venerados».

La veneración del mariscal López por un grupo aun numeroso de exacerbado nacionalista, tal vez responde al objetivo de algún personaje para sacar provecho personal o para reivindicar la dictadura, o ambos. Porque si de verdad queremos gloriar triunfo en los campos de batalla y guerra victoriosa, todo sabemos hacia dónde dirigir nuestra mirada. La apocalíptica guerra de López, la hecatombe monstruosa, la ruina de la nación y casi el exterminio de la población paraguaya de la faz de la tierra, al parecer no hace mellas en los compatriotas nacionalistas que consideran a López como hombre digno de ser venerado y emulado por sus hazañas militares. ¿Por qué ocurre esto? No encontramos explicación alguna, sino atribuir al patrioterismo o la ignorancia de lo que son la guerra y la finalidad de la historia militar; amén de la poca importancia que dan a textos sobre aquella guerra escritos por numerosos historiadores imparciales -paraguayos y extranjeros-, cuyas obras son exhibidas en casi toda la librería de Asunción.

Sobrepasado de furia por tantas derrotas, la siniestra intención del considerado por un decreto de fecha 1º de marzo de 1936, del Poder Ejecutivo “Héroe Nacional sin ejemplar”, era el exterminio de la población paraguaya, y tal como O’Leary aseguró «prefirió abrir una ancha tumba donde enterrarse con la nación entera, antes que permitir ser humillada». Pero la derrota en una guerra no es humillación, porque no es por falta de valor del pueblo ni de la fuerza militar, sino por carencias de medio adecuado, de general en jefe idóneo y jefe de Estado capaz. Porque un ejército de leones conducido por una oveja no puede ganar guerra; sin embargo, un ejército de ovejas conducido por un león tiene posibilidad de ganarla.

 La intención de López de llevar al pueblo al exterminio, más que maligna era siniestra, sus atrocidades fueron muchas. Con la total destrucción del improvisado segundo ejército en la campaña de Villeta, alcanzó la muerte de los paraguayos, por diversas causas, a más de 200.000, y él no quiere hacer un pequeño sacrificio por la nación: dimitir al cargo de jefe de Estado o de un tiro de revólver levantar la tapa de los sesos, y así poner fin a los inútiles sacrificios del pueblo paraguayo al que lo tenía atado y bien atado mediante el terrorismo que instauró y los generales y coroneles que secundaron y toleraron sus brutalidades contra sus camaradas y el pueblo paraguayo. Es importante no olvidar que uno de los deberes del soldado es proteger al pueblo de los tiranos y no servirles de sostén.

Las condiciones sanitarias del pueblo y de las tropas eran espantosas. No sólo por carencia de medicamentos, sino también la falta imperiosa de médicos para atender a los miles de enfermos y heridos. Ante esta situación, la perversidad de López araña lo fantástico. Pues, solo contaba con cuatro doctores médicos, no obstante, por una falta insignificante que apenas podía merecer una amonestación verbal, López los mandó a dos de ellos (Masterman y Fox) presos a San Fernando donde fueron sometidos a torturas. Fox no pudo soportar los terribles tormentos y murió semanas después. Pero por suerte las flotas de guerra de los EE. UU., mediante los buenos oficios de Washburn, embajador norteamericano en Asunción, vino a rescatar al Dr. Jorge Federico Masterman. Ante la patética situación, mantener preso por meses a un doctor médico por una falta insignificante que apenas puede merecer una amonestación verbal, es carecer de aprecio, bondad y compasión hacia las propias tropas. A pesar de todo esto, nos hace sentir orgulloso el titánico esfuerzo bélico de las tropas paraguayas; pero no del arbitrario y cruel general en jefe. Los soldados fueron los de corazones valientes que orgullosos van al campo de batalla para vencer o con gloria morir, sembrando en terreno fértil las semillas del valor y el amor a la patria, de modo que, en los momentos difíciles, la nación pueda recoger los frutos.

Luchar ante la presencia u observación del general en jefe conduce a las tropas a proezas increíbles. Sin embargo, durante toda la guerra las tropas paraguayas nunca sintieron la presencia del mariscal López, y menos lo vieron con sus tropas de reserva cerca de ellos pronto para -cuando el resultado de la batalla oscilaba- lanzar su reserva en el momento adecuado para arrancar de la mano del enemigo la victoria.

24-02-2022



 

EN ADHESIÓN AL PRÓXIMO DÍA DE LOS HÉROES

Sección 5. Las fuerzas de invasiones de López, en vez de avanzar empiezan a retroceder.

La proclamación de López el 1º de marzo de 1936 por un decreto del presidente Rafael Franco como “Héroe Nacional sin ejemplar”, porque defendió la patria hasta la muerte, es repertorio favorito de los veneradores de López, porque no hay en ella cosa de que no hagan los lopistas un asunto muy serio para reiterar constantemente, supliendo con este cómodo recurso su pobre conocimiento de la historia militar paraguaya. Somos categórico en afirmar que la apología de López es un agravio a la gente que sabe raciocinar, y de buena intención y proceder.

Librar como López una guerra hasta el exterminio de la nación, jamás puede ser gloriosa, sino lamentable por la muerte del 60 % de la población paraguaya, y deplorable por las crueldades cometidas por el mariscal López contra sus compatriotas. Esta falta de diligencia y cuidado de algunos intelectuales nacionalistas, no es sino una muestra palpable de hasta dónde llega la indiferencia por la muerte en vano de 250.000 compatriotas que a la vista de todos se han convertidos en víctimas de las perversidades del mariscal López y su única consejera astuta como la zorra, madame Lynch. Amén de esto, López le había “vendido” por decreto los territorios en litigios con el Brasil, el ubicado entre los ríos Apa y Blanco; y con la Argentina, el ubicado entre los ríos Pilcomayo y Bermejo. Se podría pensar que la guerra que desató López tenía por objeto legitimar los territorios en litigios a favor de madame Lynch. Ella era la mente maestra del mariscal. La codiciosa irlandesa Elisa Alicia Lynch, solo porque fue la amante de López, la Municipalidad de Asunción lo honra e inmortaliza su nombre, designando una de las principales avenidas de la ciudad capital con el nombre de la cuestionada irlandesa.

A medida que la educación de los niños en la primaria, y los jóvenes en la secundaria mejora, principalmente si los profesores de historia se toman la molestia de superar sus exaltados nacionalismos y empiecen a enseñar la historia militar con imparcialidad y justicia, y que los textos escolares dejen de ser tendenciosos; no pasará mucho tiempo que el mariscal Francisco Solano López deje de ser considerado el “Héroe Máximo y sin ejemplar”.

Los hechos demuestran que el mariscal López carecía de las virtudes y los conocimientos esenciales de un conductor de ejército; era un improvisado estratega, pero aun siendo competente habría hecho falta algo más que la simple competencia para estar a la altura de Estigarribia: don de mando. Por lo cual pasó a la historia como el hombre que habiendo recibido de su padre un país próspero con el crecimiento demográfico de 3 % anual, él por codicia de gloria y de más poder, desató una guerra insensata que dejó destrozada la nación. Los sueños de López estaban condenados al fracaso, porque sus medios no concordaban con el grandioso objetivo que se propuso, tampoco poseía paciencia ni aptitud ni talento militar ni valor para conducir un ejército en operaciones de guerra. 

Dieciocho meses después de terminar la guerra llega al Paraguay el británico Robert B. Cunninghame Graham. Luego de aprender el idioma guaraní, empezó a recorrer el país entrevistando a los paraguayos y extranjeros sobre la opinión que tienen del mariscal López y de la guerra que acababa de terminar. Su conclusión sobre los que le contaron escribió un libro titulado “Retrato de un dictador, Francisco Solano López, Paraguay 1864-1870”, donde traza un vívido retrato del mariscal López. El autor, que después llegó a ser miembro de la Cámara de los Comunes del Reino Unido de Gran Bretaña, basa su obra en los testimonios -fresco aún- de europeos y paraguayos que presenciaron los hechos o fueron objeto de la despiadada saña del dictador paraguayo.

La nación seguirá esperando con gran paciencia la justa sentencia para quien no solo había segado la vida de tantos seres humanos, sino también, a miles los sometió a terribles tormentos y luego los mandaba fusilar por “cómplices confesos” de una conspiración que nunca existió.

Cada acusado por conspiración, ya en el extremo del sufrimiento que los torturadores de López aplicaban -que sabían cómo lastimar a sus semejantes-, el pobre varón o mujer, con el fin de descansar del suplicio al que era sometido sin culpa alguna, admite la “culpa” y comienza a nombrar como cómplices a amigos y conocidos que le venía a la cabeza, para luego firmar -sin que se le permita leer su declaración-, y ser ejecutados y requisados todos sus bienes que fueron a parar en la bolsa de madame Lynch. De este modo, la nación entera subsistía en cautiverio hasta que el “Héroe Nacional sin ejemplar”, en su huida del enemigo cruzó -con el resto de su ejército- el río Manduvirã, y sincrónicamente a este hecho ocurre por fin algo bueno; en Asunción se constituía un gobierno provisorio electo por los ciudadanos.

En cinco años de guerra López nunca logró poner al ejército aliado a un peligro real o en situación comprometida, excepto Curupayty que fue un éxito defensivo, porque el que lleva a ganar la guerra son los triunfos en las batallas ofensivas. La derrota en la batalla de Jatai (Paso de los Libres, Argentina) y la capitulación de Uruguayana, las dejó a López humillado y estupefacto. Consecuentemente, no le quedó otra opción sino ordenar la retirada de su poderosa “división sur” que ocupaba la provincia argentina de Corrientes, donde ya había perdido siete mil hombres por diversas causas. Ante estos hechos adversos, el pueblo y los oficiales de la fuerza militar tenían la intuición que las cosas no iban bien, porque el ejército de invasión de López, en vez de avanzar estaba retrocediendo.

Después de ser desalojado del teatro de operaciones de Humaitá, el mariscal López se dirige hacia el norte y fue a establecerse con su ejército en San Fernando, donde llevó a cabo horrorosos hechos: mandó martirizar a más de 1.500 ciudadanos paraguayos y extranjeros, por ser integrantes de una conspiración que nunca existió, y luego se apropiaba de los bienes de cada uno, y a sus respectivas esposas e hijos menores de 11 años de edad -los mayores fueron reclutados para servir en el ejército como soldados y así inflar los efectivos de su ya reducido ejército-,  los mandó a un campo de concentración que primero se hallaba ubicado en Cordillera, y a medida que él se retiraba los trasladó  en San Joaquín, luego en Kuruguaty y por último en Espadín, ladera de la cordillera de Amambay.

Debemos tener cuidado y no asignarle a un aterrador general en jefe del ejército los atributos de un victorioso general, sólo porque, en vez de aceptar las condiciones de los vencedores y poner fin a la guerra que ya estaba perdida. De este modo, se podría haber salvado lo que aún pudiera ser salvado de la nación.

Dice un refrán, «la verdad es eterna, la mentira tiene corta vida». Los lopistas desafían constantemente los hechos consumados, con el único objeto de neutralizar la verdad sobre las malas acciones de López. Pretender refutar los terribles hechos del mariscal López, es proclamar la maldad. Por tanto, los elogios que algunos paraguayos dirigen al mariscal López es un agravio a la gente que sabe razonar. Con la mente manchada de crueldades, López ya era incapaz de razonar, entonces en San Fernando abrió la puerta del infierno por donde metió a más de 1.500 paraguayos y algunos extranjeros.

25-02-2022





EN ADHESIÓN AL PRÓXIMO DÍA DE LOS HÉROES

Sección 6. Críticas al nacionalismo

Algunos vanidosos lopistas se enorgullecen en ser nacionalistas, suponemos más por ignorancia que por patriotismo. Para ellos dedicamos algunas opiniones abreviadas de eminentes intelectuales sobre el nacionalismo, extraídas del libro inédito de este servidor “Comentarios sobre la Guerra de la Triple Alianza (1864-1070)”:

Dentro de las consecuencias más grandes a través de los tiempos que han producido los movimientos nacionalistas, sin lugar a duda han sido la manera violenta en la que terminan los diferentes conflictos: guerras y revoluciones que surgen por pelear por un ideal. La manera más fácil de comprender esto son las destrucciones que han dejado como resultado de las guerras internacionales como la apocalíptica guerra de la triple alianza, las primera y segunda guerras mundiales, la guerra de Vietnam, etc., las cuales no sólo dejaron grandes pérdidas humanas sino estructurales casi incalculables en cada nación. 

El lopismo es un movimiento nacionalista y como tal de extrema derecha, ganó fuerza durante el gobierno del coronel Rafael Franco (1936/1937) y la exaltación del mariscal López se elevó a alturas hiperbólicas durante la dictadura del general Stroessner (1954-1989).

A los vanidosos lopistas, que presumen de ser nacionalistas, dedicamos algunas opiniones abreviadas de eminentes intelectuales sobre el nacionalismo.

Los veneradores del mariscal López proclaman que para ser patriota hay que ser nacionalista, y para ser nacionalista primero hay que ser lopista. Ellos dan por cierta una cosa que está comprobada y demostrada que es falsa, y aun así piensan que le va a hacerles más importantes, con más derechos y con unos privilegios que los otros no deben tener.

El nacionalismo ha sido objeto de numerosas críticas por parte de estudiosos procedentes de distintas áreas de conocimiento. Seguidamente, presentamos a grandes estudiosos y de muy elevada jerarquía sus respectivas opiniones sobre el nacionalismo:

1) George Orwell, historiador británico. A lo largo del siglo XX varios autores han diferenciado entre nacionalismo y patriotismo dando al primer término un valor negativo y un valor positivo al segundo. Esta fue la posición por ejemplo de Orwell, que escribió en 1945, nada más acabada la segunda guerra mundial, lo que sigue: «el nacionalismo no debe ser confundido con el patriotismo. Entiendo por patriotismo la devoción por un lugar determinado y por una particular forma de vida... que no se quiere imponer.

2) Rafael Altamira, historiador español sostiene que el nacionalismo es inseparable de la ambición de poder. Dice, que «ser patriota no quería decir ser nacionalista, ni en lo agresivo de la política nacionalista, por lo que se refiere a las relaciones internacionales, ni en su inclinación retrógrada en cuanto a la identidad y tipo de vida de una nación determinada».​

Pedro Gómez García, en un artículo titulado “La identidad étnica, la manía nacionalista y el multiculturalismo como rebrotes racistas y amenazas contra la humanidad”, sostiene que «el nacionalismo es una tendencia patológica que nos conduce hacia la balcanización del planeta y obstaculiza la emergencia de una sociedad mundial pluralista e integrada».

Jorge Luis Borges, laureado escritor argentino. «El nacionalismo es el canalla principal de todos los males. Divide a la gente, destruye el lado bueno de la naturaleza humana, conduce a desigualdad en la distribución de las riquezas».

Rolando Niella, intelectual paraguayo, refiriéndose al nacionalismo escribió en el diario “abc color”, con el título Nacionalismo y patriotismo” lo que sigue «El nacionalismo conduce a la guerra y al aislamiento, porque es en esencia supremacista: cree que haber nacido en un lugar determinado y provenir de unos antepasados que también eran de la región hace a las personas más importantes, con más derechos y con unos privilegios que los demás no tienen. … las nuevas tecnologías de comunicación, las condiciones económicas y sociales del mundo real lo han vuelto aún más obsoleto, excluyente, autoritario, conservador y más necio de lo que siempre fue. El nacionalismo radical ha entrado en ebullición en todo el mundo y ataca sistemáticamente los mecanismos de integración. Contra toda lógica y contra la tendencia histórica, encumbrados políticos, ya sea por ignorancia o por inconfesables intereses mezquinos, promueven el nacionalismo en todo el mundo, como si no supieran o como si no les importara el daño que causa a sus propias naciones. Hoy en día nada ocurre muy lejos, por poner el ejemplo más obvio, ¿cuántos paraguayos viven y trabajan en la Argentina, Brasil y Uruguay? Ocuparse solo de lo que ocurre en el estrecho marco de nuestras fronteras siempre ha sido provinciano; pero hoy en día, en la era de la conectividad, resulta además absurdo, puesto que va contracorriente de la historia. Paraguay es un país pequeño y mediterráneo que puede prosperar (si sus propios políticos, también mayoritariamente nacionalista, no lo impiden) en un mundo de integración; pero que irremediablemente se estancará y empobrecerá en un mundo donde los necios nacionalismos radicales construyan muros, cierren fronteras, multiplique trabas y promuevan el aislamiento».

José Luis Martínez Peláez, ilustre historiador paraguayo: «El nacionalismo pretende la propiedad exclusiva del patriotismo, excluye al que no comulga con su credo y convierte al nacionalista en un idiota funcional que deja que el sentimiento aflore por sobre la razón. Hetá oí la peicha guá ñande retá me (hay mucho como estos en nuestro país) y todo producto de la cretinización que sufrió de los gobiernos "predestinados" de los insignes apellidos que subieron al altar de la patria.

26-02-2022.





EN ADHESIÓN AL PRÓXIMO DÍA DE LOS HÉROES

SAN FERNANDO Y EL HORROR EXTREMO

PARTE I

Sección 7. El terror y la maldad en acción

Luego de la humillante retirada del ejército paraguayo del teatro de operaciones de Humaitá, vino López a preparar nuevas posiciones defensivas en San Fernando, ubicada en el ángulo formado por los ríos Paraguay y Tevikuary. Era una estancia del Estado que el mariscal López no sólo la convirtió en un tenebroso lugar, sino también donde se dejará ver a un jefe de Estado y general en jefe de ejército actuar según su libre arbitrio, y la maldad en acción.

El mariscal López llegó a San Fernando el 3 de julio de 1868, y dejó el 26 de agosto del mismo año. Es decir, estuvo en este lugar -haciendo de la suya- por 55 días. San Fernando fue convertido por el venerado héroe por decreto en una especie de “Julio y Agosto Sangrientos”. Sin embargo, como tantas veces sucederá, el derramamiento de sangre de los más de 1.500 mártires paraguayos no deja saciado a López, porque volvió a repetirse en Villeta (Potrero Mármol), San Estanislao, Kuruguaty y Zanjajúu.

López convoca una reunión para informar a los generales y jefes del ejército «sobre una conspiración contra él y contra aquellos que le son fieles», y en son de averiguación del hecho e identificar a los culpables conformó seis juzgados. Pero antes, cabe preguntar si el juicio contra los “traidores”, ¿no era sólo una bribonada del mariscal López? ¿Una forma de justificar y desviar la atención de la catástrofe causada por él mismo, para la cual ahora necesitaba chivos expiatorios para que el pueblo paraguayo y el ejército le siguieran obedeciendo dócilmente? Al respecto escribió Arturo Bray[1]: «En aquel espeso ambiente de espionaje constante, de delaciones rastreras estimuladas a precio de oro y de intrigas infames tejidas a costa de la vida del prójimo, no era fácil encauzar y cristalizar un intento de rebelión, siempre suponiendo que el tal intento haya podido existir en el seno del ejército o del pueblo. El respeto -rayana en terror- que por el karai (señor) se sentía era tan grande en el alma colectiva como para descartar todo pensamiento de hacerle frente. No estaba el clima ni se prestaban las cosas para dar el grito». De este modo, San Fernando se convirtió en el lugar de la explosión de los continuos reveses y frustraciones que el mariscal López los mantenía embotellado.

La situación que se advierte por la posición de subalterno de los fiscales y las cuestiones de justicia hacen imposible abstenerse de repudiar el daño causado a los paraguayos y extranjeros -por órdenes explícitas o implícitas del mariscal López- a los fiscales. Estos, aunque tomaban conciencia de la desdeñable tarea, pero para sobrevivir tenían que actuar con fiereza, igual al procedimiento que Hitler aplicó contra los judíos. Puede decirse, además, que estos fiscales se enfrentaban con un poder omnímodo, intransigente, despiadado, de tal manera es razonable pensar que ellos podían presumir un peligro para su propia vida o integridad física, en caso de no obedecer las instrucciones o no agradar a López sus compasivas actuaciones, tal como le sucedió al capitán de artillería Adolfo Saguier, que de fiscal pasó a ser reo en el proceso penal. Esta situación dejaba a todos los habitantes del país en total indefensión ante el feroz tirano.

El nerviosismo de López por tantas derrotas trepó a alturas hiperbólicas que se tradujo en masivas detenciones de las figuras más prominentes del país, y como persona poseída del demonio, a todo los llevó a San Fernando donde fueron sometidos a tormentos físico y moral en una parodia de juicios hasta confesar ser culpable, y quiénes son sus cómplices; luego eran fusilados por conspiración contra el gobierno y sus bienes incautados arbitrariamente para supuestas “compras de elementos bélicos”. Y conste que, como todos saben, el Paraguay estaba totalmente aislado, por tanto, era casi imposible la adquisición ni de armamentos ni medicamentos ni vestidos. Nadie, ni los lopistas, puede justificar jamás los masivos asesinatos de personas inocentes e indefensas. Con todos estos hechos, el mariscal López asegura un lugar entre los gobernantes más sádicos de la historia universal: Nerón, José Stalin, Hitler, Saddam Hussein (Irak), Francisco Duvalier, etc.

Los escalofriantes tormentos que López mandaba aplicar a los presos por ser adherentes de una conspiración que nunca existió, sino fue ideado y fingido por él mismo para saciar su sed de sangre, haciendo fusilar a más de 1.500 seres humanos inocentes para luego quedarse con los bienes de estos. Este último es probablemente el motivo principal, porque por alguna razón iba eliminando a los miembros de la familia López-Carrillo que poseía cuantiosa riqueza -tales como propiedades inmobiliarias, estancias y suntuosos edificios-, a fin de quedar él, sus hijos y madame Lynch como únicos herederos. Empezó con los fusilamientos de sus cuñados el general Barrios y el exministro de Hacienda Saturnino Bedoya, luego lo mandó asesinar a sus hermanos Venancio y Benigno, a sus tres sobrinas hijas de Benigno en Concepción, y mantuvo desde San Fernando presos en una carreta a su madre y a sus dos hermanas a quienes él las dejó viudas. A su madre, en Zanjajúu, la mandó azotar bárbaramente, preludio de que será muerta con sus dos hijas para cumplir con el tenebroso plan del “Héroe Máximo sin ejemplar”, quedarse con los bienes de sus familiares. Y este es el hombre -ejemplo del mal- a quien los lopistas le rinden honores y pregonan sus patriotismo y valor. 

Cuando las tropas brasileras llegaron a San Fernando, el comandante del ejército brasilero general Caxias, antes de partir de Humaitá ya estaba informado de los sucesos de San Fernando. Curiosos por confirmar lo que allí pasó, con su estado mayor recorrió el lugar y se encontró con varios cementerios y en algunos de ellos había brazos y piernas que salían de las numerosas sepulturas. Abrumado por los horripilantes descubrimientos, tomó una decisión: informar a la prensa para que el mundo se entere de las crueldades practicadas por el mariscal López contra sus propios compatriotas. Divulgó a la prensa porque «tal vez en el futuro alguien niegue que sucedió tan viles hecho. Además, que nuestras tropas vean con sus propios ojos por qué están luchando, y que están combatiendo contra un ruin y malvado enemigo».

¿Cómo fue posible, que un solo hombre pudo causar tantos daños a la nación? El mariscal López se declaró dueño y señor de la vida y hacienda de sus compatriotas, por tanto él puede disponer como se le antoja si quién debe vivir y quién no. Todos estos es necesario contar para establecer la verdad sobre la apocalíptica guerra de 1864-1870. Tampoco podemos dejar pasar por alto, que uno de los objetivos de la guerra podría haber sido asegurar las inmensas propiedades inmobiliarias de la señora Lynch, a la sazón en litigio con el Brasil y la Argentina, y que había sido “vendida” a ella sólo por decreto del presidente Solano López. Estos territorios se encontraban ubicados, uno entre los ríos Apa y Blanco rico en yerbales; y el otro, entre los ríos Pilcomayo y Bermejo. Luego de la guerra, ambos territorios fueron integrados al Brasil y Argentina, respectivamente.

Los líderes de la conspiración nunca aparecieron porque nunca existió la tal conspiración; por lo tanto, tenemos derechos a pensar que sólo fue una patraña más del mariscal comerciante para empezar a asesinar a miles de paraguayos y numerosos extranjeros con el propósito de apropiarse de sus bienes arbitrariamente. Y esto no quedó así, sino a las esposas de los ejecutados con sus hijos menores de once años de edad, las mandó a los campos de concentración, tal como lo hizo Hitler con los judíos.

El mariscal urdió la conspiración y procedió a someter a los supuestos autores con extremada violencia. El pueblo paraguayo estaba impotente para acabar con la arrogancia y crueldades del despiadado dictador paraguayo que, sin duda alguna, fue el más redomado truhan que el Paraguay, tierra de dictadores haya dado la nación. San Fernando fue un momento el infierno en la tierra. El nivel de miedo implantado por el mariscal López en todo el Paraguay era indescriptible, de donde se lo mire resulta espantoso los hechos acaecidos en aquel lugar. Vivir en Paraguay en aquel entonces era angustiante y aterrador. Nadie puede justificar estos hechos de violencias de un jefe de Estado con instinto diabólico.

27-02-2022.



[1] Coronel Arturo Bray, una de las plumas más galana del Paraguay, en su obra “Solano López, soldado de la gloria y el infortunio”, Carlos Schauman Editor, 1984, Pág. 348.



EN ADHESIÓN AL PRÓXIMO DÍA DE LOS HÉROES

SAN FERNANDO Y EL HORROR EXTREMO

PARTE II

                       Sección 8. Lo que contó José Falcón sobre lo que vio en S. Fernando.

José Falcón era el escribidor de Carlos A. López, y luego pasó a ser del mariscal desde antes y durante toda la guerra; él fue un relevante servidor de Estado.

Los veneradores del mariscal López afirman que nuestra posición contra el mariscal López es resultado del odio. Pero ignoran, tal vez, que nuestra cólera, no odio, contra el denominado “Héroe Nacional sin ejemplar” se debe al crimen contra la nación que él perpetró. La furia infernal de López se abatió sobre los paraguayos en San Fernando. Su injustificada ira contra sus compatriotas causó estrago y horror de un extremo a otro del territorio nacional. ¿Cuántos desdichados gemían en nuestro país durante la guerra que él voluntariamente desató? No había clemencia para nadie. Nunca dejó de ser inflexible, ni la súplica de su madre a favor de su hijo Benigno, a quien lo había condenado a muerte, accedió. Derramó río de sangre, no del enemigo sino de sus compatriotas. Tentó a la fortuna y mucho riesgo corrió al apostar -como si fuera juego de azar- el Paraguay entero, y perdió, pero él se niega a pagar, prefiriendo huir abandonando a su pueblo a las alas de Dios que es grande. El corazón de la gente sensata se congela de espanto y pavor al contemplar lo ocurrido en san Fernando, Potrero Mármol, San Estanislao y Zanjajúu.

En San Fernando López empezó su fiesta de sangre y muerte, y no hay atisbo de duda sobre su extrema crueldad. El plan de exterminio sistemático que el frustrado y humillado mariscal López llevó a cabo contra la nación fue una venganza por no derrotar a los ejércitos aliados. El héroe por decreto, a partir de su retirada del teatro de operaciones de Humaitá, ya no le interesaba atacar al enemigo sino huir, y como sea alcanzar Corumbá, y allí atravesar el río Paraguay para dirigirse a Santa Cruz, Bolivia.

Mandar ejecutar sin demostrar culpabilidad a un promedio de 36 personas por día, durante 55 días, de verdad es cosa de loco. ¿Qué cosa peor podrían hacer los aliados? Sólo este hecho maligno, lo ha condenado a López a la maldición de la gente cristiana y que obra con buen juicio, porque sus actos fueron absurdo y demencial. Para obrar como obró en San Fernando, tal vez tenía en su interior una bestia que lo dominaba: el temperamento violento. El hombre que tiene carácter domina su temperamento, y el hombre débil es dominado por su temperamento; por tanto, López no tenía carácter, porque si lo tuviera, no tardaba en reconocer el error y rectificarse inmediatamente, para que ningún paraguayo más pierda la vida inútilmente.

Rememorando: el mariscal López ordenó el apresamiento de miles de paraguayos y numerosos extranjeros, a quienes los hizo llevar a San Fernando donde fueron sometidos a indecibles tormentos hasta confesar que son culpables de conspiración, y decir los nombres de los cómplices. Una vez que firman sin leer sus respectivas declaraciones eran ejecutados para que nunca puedan decir lo contrario de los que han afirmado en sus respectivas declaraciones firmadas bajo terribles tormentos. Pero esto no termina así, sino que también la crueldad alcanza a las respectivas familias de los asesinados. La esposa e hijos menores de once años de edad de los ejecutados eran destinados a campos de concentración donde sobrevivían comiendo sus burros y perros; terminados con estos, empezaron a comer lagartijas, ranas, víboras, frutas silvestres, huevos de pájaros, raíces, la reina del ysau (especie de hormiga cortadora), o cualquier animal que camina, vuela o repta va a parar en la cacerola.

Seguidamente compartimos los que un testigo presencial vio en San Fernando. Respecto a los fusilamientos durante la guerra, José Falcón, impecable servidor del Estado, en su obra “Escritos Históricos”, consigna una lista de 623 fusilados por orden de Solano López, además señala: «Puedo asegurar, sin apeligrar la verdad que las 623 víctimas mencionadas en la relación anterior no alcanzan ni a la mitad de las que fueron sacrificadas cruelmente, pues que pasaron a mucho más de mil personas, a quienes no he conocido por sus nombres uno, y otros no he podido recordar». En otra página de su obra, hizo constar lo siguiente: «Ya hemos dicho cómo ha principiado su gobierno llenando los calabozos; el 8 de junio de 1865 marchó a Humaitá a ponerse al frente de su ejército, y en todos los diferentes puntos que ha ocupado al sur durante la guerra ha hecho correr inútilmente la sangre preciosa de innumerables mártires paraguayos; no nos referimos aquí a los millares que perecieron en los combates, porque de estos al cabo se puede decir que tuvieron la gloria de morir luchando en defensa de su cara Patria; sino de los que por la crueldad y tiranía de López eran lanceados o fusilados; una sola palabra desfavorable a la situación que profiriese cualquiera clase de persona, era suficiente para mandarlo fusilar, a esto precedía el castigo de azotes o de otro tormento. En agosto de 1868 en que tuvimos que abandonar Paso Pukú y venir por el Chaco a acamparnos en San Fernando, rinconada de la caída  del Tevikuary al río Paraguay , fue cuando con más saña ejercitó su carnicería sin piedad; a ese lugar fueron conducidos de la Capital para el sacrificio, centenares de hombres distinguidos, sacerdotes y señoras, por el antojo que tuvo de que se fraguaba una conspiración contra su vida; allí se han visto ejecutar los tormentos más horrorosos en personas tan inocentes, que ni sabían la causa del por qué se los atormentaba, muriendo mártires con los clamores de su inocencia; no se oía otra cosa que el ruido de grilletes[1], cadena, azotes, clamores y gritos de misericordia; y aquella fiera humana (López) parecía que ufano se gloriaba, al ver y oír en derredor suyo los lamentos y clamores de tantas víctimas mártir. En agosto de 1868, como se acercaba el enemigo con sus fuerzas, abandonamos San Fernando, dejando allí sepultados y casi insepultos se puede decir, a más de mil víctimas del furor de López, trayendo con el ejército una porción más a buscar otro calvario para el sacrificio, como lo fue en Lomas Valentinas, …»

28-02-2022.



[1] . Grillos, Conjunto de dos grilletes que se colocaban en las piernas de los presos para impedirles caminar

 1º DE MARZO “DÍA DE LOS HÉROES”.

El mariscal López, ¿fue héroe porque se distinguió por sus cualidades o acciones extraordinarias en la Guerra de la Triple Alianza que él mismo urdió y tramó, o un canalla convertido en héroe por los amigos del diablo? López cometió sacrilegio al levantar la mano contra la madre, a la que mandó azotar bárbaramente en Zanjajúu.

A media mañana del 1º de marzo de 1870 ya no existía el mariscal López, sólo su nombre queda como un símbolo de terror. Un sistema inhumano acaba de morir con él. En todas partes, desde Paso de Patria hasta Cerro Corá, cruces y ruinas jalonan el paso del terrorífico mariscal, que algunos descaminados dicen que “defendió la patria y no se rindió”. Si defendió la patria cómo las tropas enemigas entraron en territorio del Paraguay como Pedro por su casa; y no se rindió porque desde cordillera sólo se dedicó a escapar del enemigo, y el 1º de marzo de 1870 en Cerro Corá fue sorprendido por enemigo, y al verlo avanzar hacia él, y como nunca estuvo cerca de un campo de batalla, entró en pánico y abandonó a todo galope a sus soldados, lo que lo convirtió sin atenuante en DESERTOR.

Cada vez que llega la fecha 1º de marzo y pensamos en las inútiles muertes del 60 % de nuestra población, debemos jurar -si nos encontramos en la posición de poder impedir que una catástrofe como la que provocó López- que vuelva a suceder. Hay que hacer lo que sea y sacrificar lo que sea para mantener la paz. Esta debe ser el deber más sagrado para todo jefe de Estado y del Congreso Nacional. De ningún modo estamos queriendo decir que no debemos estar preparados para defender los intereses vitales de la nación porque, como advierte un refrán, «si quieres la paz, prepárate para la guerra».

El 1º de marzo de 1870 el pueblo paraguayo se despierta con el anhelado sueño de un nuevo y promisorio futuro. Cada 1º de marzo “Día de los Héroes”, los nacionalistas recuerdan y celebran la muerte heroica del DESERTOR de Cerro Corá. Mientras los paraguayos sensatos, aquellos que piensan y razonan bien celebran la muerte del genocida y el nacimiento de un nuevo Paraguay, un Paraguay donde el pueblo empieza a conocer algo desconocido: paz, justicia y libertad.

En honor a la verdad es justo reconocer que los miles de ancianos, mujeres, niños y soldados hambrientos, desnutridos y desharrapados que escaparon de las garras del feroz tirano, encontraron amparo en el ejército aliado.

Toda la desgracia que López trajo sobre el Paraguay, sobre él mismo y sobre sus hijos es porque ignoraba que jamás una cosa deseada puede convertirse en algo real, sólo porque uno la desea.  Intentó tener poder regional construido con las armas, porque ignoraba que es mejor y más gratificante ganar el corazón de toda una nación. Tuvo una de las carreras más terrorífica en la historia de América: sembró el terror en Paraguay más que todos los dictadores. Prometió hacer del Paraguay un país grande y respetado. ¿Quién no lo quiere?, y fue este mismo jefe de Estado que finalmente la destruyó. La codicia, la falta de escrúpulo y la astucia que las llevó al poder, fueron también una fuerza destructiva. La vida de los ciudadanos ni la de sus tropas nada significaba para él. Por culpa del mariscal López el Paraguay alcanzó un final catastrófico y humillante. Su predominio sobre las tropas no estaba basado por un don de mando aceptable, sino sobre la arenga, castigo duro y el terror.

Sólo nos ocupamos a desmentir a aquellos que por largo tiempo han engañado al cándido pueblo paraguayo sobre el mariscal López con el propósito de elevarlo y colocarlo en un pedestal de gloria que nunca mereció ni ganó, es más, se convirtió en el mayor carnicero de su propio compatriota.

Tras la muerte de López, los paraguayos sobrevivientes sentían vergüenza y desconsuelo por la amarga derrota y los inútiles sacrificios en cada batalla. Pero como consuelo empezaron a superar el terror y a disfrutar por primera vez de libertad, justicia y tranquilidad en los hogares, a pesar de que la patria quedó en ruina; porque ya no existía el terrible mariscal López, símbolo del terror. El 1º de marzo de 1870, la injusticia y las arbitrariedades habían terminado. Desde Humaitá hasta Kuruguaty las ruinas marcaban el paso del sanguinario mariscal. Por fin el pueblo paraguayo despertó de la terrible pesadilla de cinco años de guerra y terror. El oprobioso régimen del mariscal López también murió y con él 57 años de dictadura en Paraguay.

Alcibiades González Delvalle, valiente periodista y prolífico escritor, en su obra “Procesados del 70”, drama sobre la Guerra de la Triple Alianza, editado por “El Lector”, nos cuenta lo que escribió el célebre historiador de la antigua Grecia, Herodoto: «la paz es el tiempo apacible en que los hijos entierran a sus padres, y la guerra el tiempo de horror en que los padres entierran a sus hijos»

A partir del 1º de marzo de 1870 se empezó a escribir una nueva historia del Paraguay. Una historia en la que nuestra nación por fin rompió la cadena para librase de dictadores que la tenían atada y bien atada de los pies, manos y lengua.

Todos anhelamos un futuro mejor para nuestra nación. Si la justicia es el principal objetivo de la verdad; entonces, a los lopistas no les interesa la justicia por eso son partidarios de la oprobiosa dictadura. La verdad es más importante que un decreto del Poder Ejecutivo, porque tras la verdad viene la justicia. Todos los que dicen los lopistas a la gente no bien informada o de pocas luces, que “López es el máximo héroe sin ejemplar”, porque defendió la patria y no se rindió, es una vil mentira.

Señores lopistas, llamar caballo a una vaca no lo convierte en vaca. Asimismo, llamar máximo héroe nacional sin ejemplar al mariscal López no lo convierte en verdadero héroe como Estigarribia. Señores, ¿ustedes saben distinguir un perro de un gato? Si saben eso, ¡cómo no saben distinguir un genio militar como Estigarribia de un general chapucero como López!

Aquí terminamos con una breve historia de un hombre que intentó morder más de lo que podía masticar; él escribió su propia historia y la escribió con la sangre de 250.000 de sus compatriotas. Advertimos, que nosotros no somos culpables de esos crímenes, sólo los publicamos para que el pueblo sepa la verdad. El mariscal López vio dramáticamente desmoronar su sueño de grandeza y dejó a la nación no epopeya, sino caos y destrucción.

Nuestra identidad está asentada en el culto a los héroes civiles que amaron ardientemente a su patria y le fue útil, y militares que lucharon y murieron heroicamente en defensa de la integridad territorial. Pero no al desertor de Cerro Corá, que por arte de birlibirloque lo convirtieron a un canalla en héroe nacional sin ejemplar.

Próximo a cumplir los 82 años de edad nos retiramos complacidos de ver a numerosos jóvenes historiadores caminando por la senda que lleva a la verdad, y se ocupan con bríos a combatir las mentiras que siguen sosteniendo los fanáticos nacionalistas que se jactan de patriotismo, pero que no lo son, por la razón que el nacionalismo no es patriotismo, sino todo lo contrario. Además, nos sentiremos dichosos si por lo menos hemos logrado que se distinga claramente la valentía que es hija de la prudencia, de la temeridad que es hija de la insensatez, la gloria de la inútil muerte masiva de los compatriotas, a pesar del proverbio “conquistar gloria si provecho para la nación es inútil sacrificio”; y principalmente que nuestras opiniones sobre la Guerra de la Triple Alianza contra el dictador paraguayo, sólo inspiren nobles sentimientos.

El pueblo paraguayo, tras la muerte del mariscal López, siente un enorme vacío en el sentimiento, porque ya no tiene más a quien odiar.

¡VIVA LA PAZ, LA JUSTICIA, LA LIBERTAD Y LA PATRIA!

1º de marzo de 2022.

 


miércoles, 16 de junio de 2021

                           ¿EPOPEYA O DESTRUCCIÓN? Y VARIOS SOBRE HISTORIA MILITAR

                                             CAPÍTULO I. A LOS COMPATRIOTAS

             «¡Quién tiene oídos para oír, por favor escuche!»

                A cabo de leer en Facebook un artículo escrito por José Luis Acosta publicado el 07-06-2021 con el título “Me dirán que el Paraguay existe”. Tanto el contenido del artículo de marras y el apoyo de sus amigos mucho me preocupa que sigan haciendo esfuerzo por exculpar al mariscal López de sus garrafales errores político y militar y de sus innecesarias crueldades, incluso contra su propia familia.

Reconocemos que hay entre los lopistas hombres y mujeres ilustre y honorable. Los lopistas vulgares que poco saben sobre la guerra y el fin de la historia militar, pueden ayudar bastante, si en vez de intentar neutralizar con crítica acerba, mordaz o argumento traído de los pelos cada artículo que un HISTORIADOR publica sobre los numerosos hechos injustos que llevó a cabo el mariscal López, sin presentar argumento válido o prueba para negar las afirmaciones de los compatriotas dedicados a combatir la MENTIRA. Hay un principio que dice: «Para refutar con provecho es preciso dominar el tema.»

Invitamos a los nacionalistas y fanáticos lopistas a formar parte del grupo que está luchando para derribar la montaña de mentiras que gente como ustedes han rodeado a la historia de la Guerra de la Triple Alianza contra el gobierno del tirano Francisco Solano López. Sólo así podemos recuperar a la nación su esplendor y que vuelva a ser como antes de la hecatombe nacional: travieso, orgulloso y retozón.

Los desacertados lopistas no son sino chusma que abruman a los que cuentan la VERDAD sobre el mariscal López por Facebook, con frases injuriosas. Comentan deliberadamente hechos baladíes con el solo objeto de distraer la atención de los compatriotas de lo verdaderamente IMPORTANTE, tales como abajo enumeramos algunos:

1) Que López sin motivo valedero, empezó a invadir militarmente territorios de Brasil y la Argentina.

2) Prosiguió la guerra a pesar de su incuestionable derrota en las campañas de Uruguayana y Corrientes, y en la batalla de Tujutî y campaña de Villeta.

3) Es culpable de los 250.000 compatriotas que murieron inútilmente durante la guerra.

4) De modo perverso y sin patriotismo sacrificó innecesariamente a tres mil niños de entre 11 a 15 años de edad en Acosta Ñu, con la finalidad de impedir que el enemigo lo alcance en su huida, y que dejó al mundo estupefacto por la inicua orden de hacer luchar a niños.

5) Entraña maldad la brutalidad del héroe por decreto, la totalidad de paraguayos y extranjeros residentes en el país que fueron sus víctimas.

6) Fue responsable de los miles de jóvenes mujeres que alcanzaron la ancianidad sin conocer una pareja varón.

7) Las decenas de miles de mujeres que perdieron al marido y los miles de niños que quedaron huérfanos.

8) La destrucción de la flota mercante del Estado.

10) Es culpable del más grande tráfico de tierras fiscales (casi la mitad de la región oriental) que López obsequió por decretos a su concubina, la codiciosa irlandesa Elisa Alicia Lynch. 10) el fusilamiento de más de dos mil paraguayos y extranjeros residentes en el país en san Fernando, Potrero Mármol (Villeta), Curuguaty y Zanja-jhu.

11) Mandó fusilar a su ministro de Hacienda para apropiarse de las arcas del Estado.

12) En Zanja Jhu despojó a su madre de joyas y dinero que llevaba, y luego la mandó azotar despiadadamente.

13) En Cerro Corá instó a los oficiales luchar hasta morir todos juntos en el lugar; sin embargo, al ver al enemigo avanzar hacia su tienda huyó ignominiosamente, y todos sabemos cómo terminó.

14) Cinco falacias de los lopistas impenitentes:  

a. Inglaterra ordenó al Brasil destruir el Paraguay porque amenaza su economía con la economía autosuficiente de Paraguay. Pero ignoran que en aquel momento las relaciones entre Brasil e Inglaterra estaban rota.

b. Que el gobierno de Inglaterra financió a los aliados para llevar la guerra al Paraguay.

c. Que Brasil y Argentina mucho antes del comienzo de la guerra ya habían acordados la repartición de Paraguay y Uruguay.

d. Que Paraguay se negó vender algodón a Inglaterra.

e. Tratan de presentar al mariscal López como el “imperator” paraguayo. Nota: el imperator es un título otorgado, en tiempo de la república romana a un general VICTORIOSO como Julio César. 

15) etc., etc., etc.

Todas estas acciones ominosas y actos perversos cometidos por el declarado “Héroe Nacional sin ejemplar” nos muestra que era un hombre enfermo, pues sus muchos hechos funestos revelan un estado psíquico insano y morboso.

Cabe preguntar ¿hay algo de noble en el héroe por decreto o sólo hay vileza? Sin duda López fue el peor canalla que el Paraguay -tierra de dictadores- ha dado a la nación. Era un tirano siniestro, pero muy hábil para mantener la obediencia del pueblo paraguayo envilecido y a su ejército mediante el terrorismo que implantó.

Por más que nos asquean a los que contamos al pueblo paraguayo la VERDAD sobre la Guerra de la Triple Alianza contra el tirano mariscal López, aun así, no debemos cansarnos en responder a la farsa que representan los lopistas con sus opiniones chabacanas en defensa del verdugo de nuestra nación con el deliberado propósito de enredar o engañar. Los fanáticos lopistas tendrán que esforzarse mucho más para sostener a su “héroe por decreto” en el pedestal de barro donde los dictadores lo han colocado.

Nuestros antepasados llamaban al Paraguay tierra de promisión. Lindo nombre para un país ubérrimo de árboles gigantesco y de maderas preciosas donde el mariscal López sembró el peor de todos los árboles:  más de 250.000 cruces. Sólo a los afectos de necrofilia consideran glorioso estos crímenes de lesa humanidad. No puede caber duda alguna que el tirano Francisco Solano López -cruel y desalmado- fue el gran azote de la nación paraguaya.

En las opiniones publicadas por los lopistas sobre la Guerra de la Triple Alianza existen no pocas cosas inventadas; por ello no están aún dispuestos a embarcarse en el barco de la verdad. Ellos como el diablo tienen muchos trucos para neutralizar o desviarse del tema ante hechos y argumentos que no dejan dudas. Por ello hay que ser como el zorro para esquivar las trampas que los lopistas ponen en cada artículo que publica sobre la guerra de la Triple Alianza contra el tirano F. S. López. 

¿Por qué hay tanta negación de la VERDAD sobre los hechos sucedidos, y repudio en los corazones de los lopistas? Porque se los ha enseñado desde la escuela que para ser patriota hay que venerar al mariscal López; por ello les cuesta deshacerse de esta creencia no necesariamente válida lógicamente. Ningún jefe de Estado del Paraguay ha causado como López tantos sufrimientos. Los lopistas no sienten ninguna compasión por los miles de fusilados ni por los niños que murieron en las batallas de Avay, Pirivevýi y Acosta Ñu. Ellos por todos los medios tratan de dar la vuelta con aire de sabio patriota a la VERDAD sobre la historia de la guerra de 1864-1870 que diariamente nos relata por Facebook conspicuos historiadores que por décadas han mamado la historia de la apocalíptica guerra.

Recién desde 1989 los historiadores pudieron publicar sus opiniones sobre la guerra de 1864-1870, y el pueblo puede subir en la cima de la colina donde el aire es diáfano y se alcanza a ver mejor como nunca antes, del modo cómo el héroe por decreto dejó a la nación solo caos y destrucción.

Como cierre vuelvo a recordar la afirmación del filósofo alemán Friedrich Nietzsche: «Los hombres más aborrecibles son los más venerados.»

Luque, 16-06-2021.

FIN




             CAPÍTULO II. BREVÍSIMO CONCEPTO SOBRE HISTORIA

Por varios motivos hay que respetar la Historia entre otras cosas, porque ella es madre de las ciencias e imagen de la verdad. Por lo tanto, aumentar o disminuir la figura de una persona destacada como Estigarribia o López por sus hechos buenos o malos, no es propio del historiador ni de cualquiera que opina sobre Historia.

Marco Tulio Cicerón, famoso filósofo, político e historiador romano (106 - 43 a. J.C.), la define de esta manera: «la Historia es TESTIGO DE LOS TIEMPOS, LUZ DE LA VERDAD, MAESTRA DE LA VIDA Y CONSEJERA DE LA ANTIGÜEDAD». Siendo la Historia como de verdad es testigo de los tiempos y luz de la verdad, pero desgraciadamente en nuestro país vino su perversión que consiste en mezclar hechos reales con hechos falsos. Y esto provino de aquellos nacionalistas que sólo buscan halagar a la gente o sacar provecho personal o hacer héroe al que no lo es o EXALTAR EL PATRIOTISMO que no es fin de la Historia sino de las arengas.

Los historiadores nacionalistas creyeron que no era bueno herir el orgullo nacional o menguar la autoestima del paraguayo relatando hechos adversos y sucesos infaustos de la Guerra de 1864-1870, aun siendo verdaderos. Sobre este punto, el filósofo norteamericano, oriundo de España, Jorge Ruiz de Santayana ADVIERTE: «El pueblo que no quiere recordar algún pasado infausto tal como sucedió, tendrá como CASTIGO EL VER COMO SE REPITE». Aquí está la explicación del por qué no debemos aceptar las absurdas pretensiones del lopismo: meter bajo las alfombras la incompetencia política y militar del héroe por decreto, su insaciable codicia y sus incomprensibles crueldades.

En todas las ciencias el especialista -para servir con idoneidad a la gente-, necesita conocer la Historia de su especialidad. Por ejemplo, el médico necesita conocer la historia de la medicina, el economista la historia de la economía, el abogado la historia de los grandes pleitos, así como la ley de Las Siete Partidas y el derecho romano, y el profesional militar está obligado a empaparse de historia militar. Como vemos, no se puede desconocer la extraordinaria importancia de la Historia. Porque gracias a ella la Humanidad pudo alcanzar su grandiosa evolución, y sin la Historia probablemente hubiéramos seguido luchando por área de caza como los animales de presa.

Los compatriotas nacionalistas que escribieron sobre la GTA, de verdad no eran historiadores militares como José Luis Martínez Peláez, Igor Fleischer Shevelev, Rafael Mariotti, Rodrigo Cardozo Samaniego, Henry Ceuppens, etc., sino meros exaltadores del mito mariscal López. Sin embargo, para elevar la Historia de una guerra a la categoría de una investigación científica de modo a transmitir experiencias para no volver a repetir los mismos errores, el historiador necesariamente debe ocupar una posición neutral.

Cuando un nacionalista escribe la Historia de la GTA, toma como obligación defender al mariscal López -tarea de abogado, pero no de historiador-, e incluso exculparlo de sus garrafales errores político y militar y de sus innecesarias crueldades, incluso contra su propia familia; evidente indicio de un trastorno psicopático, porque sólo los psicópatas mandan asesinar a sus hermanos, cuñados, prima hermana, obispo de la iglesia católica, veintitrés sacerdotes y miles de sus compatriotas y extranjeros en San Fernando y Potrero Mármol (Villeta), y profanó a la madre mandándola azotar bárbaramente sin sentir dolor moral causado por la conciencia de haber hecho tantas odiosas acciones.

La Historia no valdría la pena de escribirla ni leerla si el historiador la utiliza mal para exaltar tan solo el patriotismo que no es fin de la Historia o hacer héroe al que no lo es o enaltecer a un jefe de Estado como Solano López, que en nada ha contribuido para un Paraguay mejor; sin embargo, aún hay paraguayos que los venera con devoción, más por ignorancia que por patriotismo.

Los lopistas ya deberían de haber sabido que el mariscal López ya ha sido JUZGADO, no por los exaliados sino por la HISTORIA que ante el testimonio abrumador de los aborrecibles hechos consumados dio su inapelable veredicto: CULPABLE DE CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD, por consiguiente, enemigo del género humano.

Finalmente, duele decir, pero es necesario decir: que mucho mejor habría sido para el Paraguay si el proclamado por un decreto del 1º de marzo de 1936 “Héroe Nacional sin ejemplar” no hubiera nacido.

Luque, 16-06-2021.

FIN




CAPÍTULO III    

¿PRETENDIENTE DE LA VERDAD O PAYASO?

PARTE I

En el día de hoy 23-06-2021, uno de los veneradores del mariscal López, el Sr. José Luis Acosta transcribió varios párrafos de un libro del uruguayo Herrera, influyente líder del Partido Blanco, en su artículo titulado “La interpretación dominante en Uruguay sobre los orígenes de la GTA”.

Sr. Acosta, usted sabe bien que en la ROU hay dos partidos políticos. El Partido Blanco que simpatizaba con López; y el Partido Colorado que integró la Triple Alianza contra el presidente paraguayo general Francisco Solano López. El padre de Herrera era ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del Partido Blanco, y él fue el planificador para arrastrar a López a la guerra contra el Brasil y la Argentina.

Hubo varios que opinaron sobre el mencionado artículo, entre ellos el DOCTOR EN HISTORIA, Cnel. Hugo Ramon Mendoza Martínez, quien expresó lo que sigue: «JOSE LUIS ACOSTA NO TE PREOCUPES ELLOS NO VAN A APRENDER NUNCA». (En mayúscula son nuestros). Sr. Dr., en historia, debe saber usted que cuando se ama la verdad, jamás se aprenderá a mentir.

Sin nombrarlo, se refería a los que relatamos la VERDAD sobre la GTA. Es decir, sin manipular la historia, y esta posición molesta a los fanáticos lopistas.

Cualesquiera que sean la credencial que una facultad le ha otorgado para acreditar su grado académico que arrogan los historiadores con título de doctor o licenciado en historia, están obligados a mostrar objetividad. Vale decir, deben mostrar su adhesión a los hechos y a la verdad. Señores (as) titulados de historiador, preséntense sin camisa ante los aficionados a la historia -donde este servidor honrosamente pertenece. Si un doctor en historia o cualquiera que obtuvo diploma de historiador considera al mariscal López -como HUGO MENDOZA MARTÍNEZL y los demás lopistas- como “Héroe Nacional sin ejemplar”- o pretende justificar que fue obligado a ir a la guerra por Brasil y la Argentina o fueron empujados por Inglaterra o ignoran sus crueldades, y tal como demostró mediante documentos que exhibió EL HISTORIADOR JLMP, López fue el autor de «el primer y más grande tráfico de tierras fiscales del Paraguay con un solo beneficiario», la codiciosa irlandesa, la señora Elisa Alicia Lynch. Entregado al robo de caudales del Estado y los fusilamientos de miles de compatriotas inocentes de cualquier delito con el solo objeto de sembrar el terror y apropiarse de sus bienes, ignoran que López como la hiena codiciosa de presa, inefablemente sañuda, feroz y sediento de sangre humana perseguía a sus compatriotas y extranjeros; Sr. Hugo Mendoza si usted no entiende todo esto y se convierte en abogado del mariscal López, siento decirle, con todo respeto, que tire su título en la letrina.

Nada más que payaso, nada más que título de historiador son los envenenadores de la historia de la GTA con el propósito de exculpar a un hombre de espíritu maléfico, lo revela a usted como demonio del engaño. ¡Honre sus varios títulos! Recuerde señor diplomados en historia, que los que preferimos la verdad en vez de mito, estamos tratando de desengañar a los compatriotas sobre la historia del héroe por decreto. Nosotros no tenemos la culpa de que el muy venerado por ustedes haya sido tan pérfido.

Luque, 25-06-2021.



                                         ¿PRETENDIENTE DE LA VERDAD O PAYASO?

PARTE II.
Cada fruta que por ahí recogen los lopistas rápidamente se pudre por causa de los buenos y valiente historiadores con que el Paraguay actualmente cuenta, que no se amilanan ante los que opinan sin razonar sobre la GTA por carecer de argumentos válidos como los historiadores nacionalistas y groseros lopistas que actualmente están acorralados por los numerosos jóvenes historiadores, los aficionados a la historia y curiosos que saben razonar que empezaron a aparecer desde 1989. La historieta que cuentan sobre la GTA los diplomados en historia y fanáticos lopistas, el paraguayo que razona bien ya no acepta porque ya no estamos en la dictadura; tampoco el pueblo -que se hallaba en la posguerra embargado por pesadumbre y abatido en desasosiego-, se ha despertado de su letargo y rechaza cualquier hueso que se le tira. A los lopistas le cuesta mucho ordenar sus ideas en la mente para llegar a deducir una conclusión lógica sobre el temible mariscal López. Ellos, no son capaces de aducir las razones en que se apoyan para homenajear a un jefe de Estado que llevó a la bancarrota demográfica y económica a nuestra nación, que hasta ahora sufrimos las consecuencias; entonces se ponen a insultar al autor de algún artículo que pinta la personalidad del héroe por decreto con ironía hiriente y mordaz, con el único objeto de intimidarlos con palabras maliciosas y perversas, y a veces, no infrecuentemente, grotescas.
Es preciso seguir aireando las acciones horripilantes del declarado por decreto presidencial el 1º de marzo de 1936 “Héroe Nacional sin ejemplar”. Los que deseamos imponer la verdad sobre la historia de la GTA, debemos seguir martilleando para meter en la cabeza dura de los lopistas la verdadera historia de la GTA.
Los descaminados lopistas encadenados por el mito mariscal López, sólo pueden redimirse o liberarse rechazando la mentira y aceptando la verdad, porque la verdad es la roca que no se puede remover, en tanto que la mentira se esfuma como el humo con facilidad. La redención sólo les puede llegar, no por camino torcido sino obrando con cordura. Ellos con palabras mendaces y admirable cinismo fingen ser nacionalistas a ultranza y verdaderos patriotas.
A los paraguayos honestos la foto de López impreso en los textos escolares, aunque bien retocado, no es sino una alegoría del diablo, porque él simboliza el terror y la crueldad. A los lopistas le causa pavor la verdad. Ignoran que el nacionalismo es una cosa y el patriotismo otra.

En la hora más queda, el policía del presidente F. Solano López golpeaba la puerta de la casa de honesto ciudadano y lo llevaba preso -sin saber por qué- a San Fernando, donde era sometido a terrible suplicio hasta convertirlo en piltrafa humana antes de mandarlo fusilar, y después López procedía a incautar sus bienes para sí, a la viuda con hijos menores de 14 años de edad los envía a campo de concentración entre los más de 2.000 mujeres que con sus hijos pequeños pasaban lo indecible, pues tenían que sobrevivir comiendo víbora, lagartija, rana o cualquier bicho que camina, repta o vuela que atrapan iba a parar en la cacerola. Es decir, estaban forzadas a imitar las acciones de los animales de presa para sobrevivir, tal como probó el científico inglés Charles Darwin en su obra “El origen de las especies”, que «todos los seres vivos se agarran fuertemente a la vida». El mariscal López demostró con su acto en Cerro Corá cuando observa que un pequeño grupo enemigo avanzaba hacia él.



                                   ¿PRETENDIENTE DE LA VERDAD O PAYASO?

                 PARTE III. 

Empecemos diciendo que el mariscal López, al ocupar una parte las provincias brasileras de Mato Grosso y Río Grande del Sur (Uruguayana), y Corrientes de la Argentina, creyó haber ganado ya la guerra antes de empezar. Cuando un general hace algo, debe hacer bien, entre varias cosas, porque en sus manos la nación ha confiado la vida de decenas de miles de jóvenes. López nunca hizo nada bien. Cada paso que da es un paso en falso; si un general en jefe no es más listo que su rival perderá la guerra.

La obligación de todo jefe de Estado es trabajar mucho y complacer al pueblo. Sus actividades deben enfocarse en mantener la paz, justicia, libertad de opinión, y por este camino lograr la prosperidad nacional.

Los compatriotas diplomados de historiador (a), deben ser mentor de la verdadera historia de la GTA, y jamás desperdiciar sus talentos, conocimientos e inteligencias en nada que no sea la VERDAD. Sin embargo, lastiman el corazón cuando observamos que no son sino unos lopistas más, y peor aún, se sienten orgullosos de serlo.

El mariscal López convirtió por un quinquenio al Paraguay, tierra de promisión, en un lugar tenebroso donde ningún ciudadano tiene la garantía de que amanecerá en su apacible hogar o en el terrorífico San Fernando.

Los que elogian al considerado “Héroe nacional sin ejemplar”, son generalmente empleados públicos que demasiado tratan de mostrar patriotismo, así hacen como que devuelven algo bueno a la nación, pero lo que en realidad quieren recibir algo a cambio, tal como poco trabajo y alto salario o seguridad en el cargo o ascenso o aumento salarial, etc.

Cabe preguntar, ¿qué es lo más noble de Solano López y qué es lo más vil? Los lopistas emplean todas las mañas para atraer a los pocos despiertos compatriotas con elogio al “mariscal de acero” por sus virtudes guerreras porque defendió la patria y no se rindió. Con esta frase cautivan a los incautos compatriotas. Bien sabemos que un general capitula o se rinde cuando ya no tiene opción; entonces decide en salvar la vida de sus compatriotas. Pero un general en jefe que ya perdió incuestionablemente la guerra; en vez de capitular y negociar la paz se pone a huir para salvar su vida, abandonando a su familia y a su tropa tal como López hizo en Cerro Corá, es un acto despreciable.

Los lopistas que dicen que odiamos a López están errados, porque nosotros no odiamos al impío mariscal López, pero sí lo despreciamos. Esta posición causa mucha molestia a los seguidores de O´Leary; lastimosamente no tenemos el don de curar a los que nacieron ciegos.

Los diplomados en historia debían emular a JOSÉ LUIS MARTÍNEZ PELÁEZ, que por muchos caminos y modos ha llegado a la VERDAD sobre la historia de la GTA; y no por una sola escalera ha subido a la altura desde donde su mirada recorre la historia militar paraguaya, con documentos bajo el brazo con que apoya los comentarios que pone a disposición de aquellos que aman la VERDAD. Cuando el padre de Alejandro Magno, Filipo II, asumió el poder en el pequeño Estado de Macedonia, se dirige a su pueblo de este modo: «Si queremos dejar de ser pequeño para ser grande, a partir de ahora el lema de los macedonios será, “CUALQUIER COSA MENOS LA MENTIRA”». Con este lema, su hijo Alejandro Magno convirtió a Macedonia en una gran nación.

Señores lopistas, por si aún no están enterados, ha llegado la hora en que tendrán que poner mucho más ingenio y más empeño para encontrar -antes que meros sarcasmo-, mejores recursos para mantener al chapucero militar, el malvado mariscal López, en el pedestal de barro donde los dictadores lo han colocado por motivo meramente político, y utilizarlo como engañabobos. Pónganse a ilustrarse en obras de historiadores objetivos, independientes y veraces. Los fanáticos lopistas diplomados en historia, para conocer lo que es LA HISTORIA Y SU FINALIDAD, por favor pónganse a leer obras sobre historia escrito por eminentes historiadores como en verdad fueron los ingleses Edgar Carr (“¿Qué es la historia?”), Eric Hobsbawm (“Sobre la Historia”) y Arnold J. Toymbee (“Estudio de la Historia”); y el español José Martínez Ruiz, más conocido por Azorín (“¿Qué es la Historia?”); y por supuesto empaparse de la obra de Leopoldo R. Ornstein (“EL ESTUDIO DE LA HISTORIA MILITAR”), etc., para conocer la enorme responsabilidad que tienen ante la nación. De lo contrario, seguirán haciendo el papel de payaso. La memoria de ustedes parece que se ha detenido en sus abuelos; y más allá del abuelo se les acaba el pasado. Por ello siempre andan armados de nuevas trampas para atrapar incautos, sin notar que el ocaso del proclamado “Héroe Nacional sin ejemplar” empezó a partir de 1989, y está acabando los méritos imaginarios con que sus veneradores lo han acicalado. Es una vergüenza venerar al mariscal López, dejen de vivir en el error y la mentira.

Luque, 28-06-2021.

PARTE IV. ¿PRETENDIENTE DE LA VERDAD O PAYASO?

Nací, me criaron y vivo en la ciudad colorida de amarillo

intenso y azul subido. Aquí puedo escribir todo lo que quiero decir y sacar a relucir todos los argumentos o pruebas condenatorios del mariscal López. Aquí puedo hablar con sinceridad y franqueza sobre la GTA y señalar los garrafales errores de López, así como sus innecesarias crueldades, de tal modo para recordar siempre y no volver a repetir; porque como ADVIRTIÓ el filósofo norteamericano Jorge Ruiz de Santayana: «El pueblo que no quiere recordar algún pasado infausto tal como sucedió, tendrá como CASTIGO el ver como se repite».

En la obra “La conducción del ejército paraguayo en la

guerra del Paraguay de 1864-1870” habremos dicho cosas que no se debe decir -según acostumbre en Paraguay- sobre López, a pesar de ser verdaderos. ¿Habré blasfemado por desear que el pueblo sepa la verdad?

Los lopistas como si fueran chusma, abruman a la gente con

palabrería propio de vulgo y presentan con admirable cinismo como falsa las evidentes atrocidades del Mariscal López. Los que inventan virtudes en este sanguinario tirano tienen que ser repudiados no por muy ignorantes sino por hipócritas y porque afectan un patriotismo que no tienen o porque no entienden lo que es patriotismo.

Durante las dictaduras se han enseñado al pueblo falsedades,

y han criado a niños en la escuela y a los jóvenes en el colegio en las mentiras sobre Solano López, deformando hechos y sembrando confusión. Todos los que dicen para exculparlo son tergiversaciones para alterar los indiscutibles hechos, dando una interpretación errónea a los terribles acontecimientos que llevó al próspero Paraguay a la bancarrota económica y demográfica.

Denominamos HISTORIADOR a aquel que relata los acontecimientos

tal como sucedieron. Es decir, analiza, estudia y examina los hechos para adquirir una visión clara de la historia de una guerra y concluir acertadamente antes de publicar. Él no juzga sino explica los acaecimientos y señala los errores para que sirvan de ejemplos y volver a repetir los mismos errores. Lo que estamos queriendo decir es que una persona que logra el diploma de historiador en una facultad, pero para serlo de verdad tiene que demostrar objetividad en sus publicaciones, porque con solo exhibir título no basta para ser considerado historiador (a), más aún si su conclusión sobre la historia de la GTA no está respaldada por hechos por ser poco creíble o porque se percibe en sus publicaciones evidente indicio de manipulación. Los historiadores auténticos denodadamente vienen luchando para sacar al pueblo paraguayo del letargo en que ha caído, y donde los dictadores y nacionalistas a ultranza lo han mantenido anestesiado desde 1936. El propósito de los historiadores objetivos y veraces es despertar a los compatriotas de su pesada somnolencia y no hacer héroe al que no lo es. Esta es la tarea que los historiadores han emprendido con intrepidez, tesón y valor como objetivo principal e inmediato, enfilando la proa de su nave hacia la verdad. De este modo están pegando duro con el látigo de la verdad a los veneradores del proclamado por un decreto “Héroe Nacional sin ejemplar”. Héroe militar es aquel general que ofrece VICTORIA en la punta de su espada a la nación, y no derrota.

¿Por qué hay tanto interés en negar o esconder o manipular

los repudiables hechos del mariscal López? Tal vez, porque desde niños en las escuelas se los han enseñado que para ser patriota hay que venerar a López; después continúa la exaltación del héroe por decreto en los colegios. La estupidez más grande viene de ellos, a pesar de que nada en Paraguay ha causado tanto sufrimiento a la nación como López. Los lopistas no sienten compasión por los miles de compatriotas inocentes fusilados ni por los miles de mujeres viudas ni por las decenas de miles de niños que quedaron huérfanos. Ellos por todos los medios tratan de darle vuelta a los hechos comprobados de la GTA que frecuentemente por Facebook relatan ilustres historiadores.

Somos contundentes en afirmar que el mariscal López era un

hombre sin entrañas, cruel y desalmado. Los lopistas con aire de sabios patriotas tratan de exculparlo de sus garrafales errores político y militar, y de sus innecesarias crueldades, incluso contra su propia familia, evidente indicio de un trastorno psicopático, porque solo los psicópatas mandan asesinar a sus hermanos, cuñados, amigos y a miles de compatriotas sin sentir remordimiento de sus malas acciones. Mandaba torturar sin tregua a los sospechosos de una conspiración que él mismo inventó, hasta dejarlo como una piltrafa humana, y luego lo mandaba fusilar.

Los que ignoran las entrañas de la historia de la GTA, no

deberían ensayar ninguna opinión sobre el tema, pero puede preguntar. Como dice un refrán: ¡más vale no saber nada, que saber muchas cosas a media!

Para contar la verdad sobre la innecesaria hecatombe de

1864-1870, no necesito ponerme en guardia contra los embusteros, pues, acostumbro a vivir sin precauciones. En cambio, gente que venera a López tiene que mentir y tiene que ser siempre ambiguo; es decir, dudoso el sentido de sus opiniones sobre el “héroe por decreto” o alguna alusión oscura sobre los horripilantes hechos cometidos o alguna confusión en las ideas o alguna explicación incompleta o defectuosa. Tampoco lo que admite es ni con mucho, tan cierto como debía serlo. Siento decir, que causa antipatía las personas que no han aprendido a bendecir la verdad o maldecir la mentira.

Desde 1936 el lopismo se infló por 53 años, y a la postre

revienta como la rana. Pues, los historiadores desde 1989 empezaron a pincharle el vientre que ya estaba bastante inflado.

Todo el mundo sabe hoy día lo que pasó en el terrible

quinquenio de 1864-1870, y como pasó. Sabemos que no está bien hablar mal de un muerto. Nosotros no hablamos mal del mariscal López, sólo contamos la verdad de todo lo que hizo en perjuicio de la nación, para que no se repita nunca más. Si no contamos al pueblo y no lo recordamos frecuentemente, existe la posibilidad que se vuelva a repetir. Es preciso que la nación tome precauciones para no caer de nuevo en el negro abismo donde el proclamado por un decreto presidencial el 1º de marzo de 1936 “Héroe Nacional sin ejemplar” llevó a la nación sin motivo alguno, a una guerra de exterminio. Por todo esto, queda demostrado que nosotros no tenemos la culpa de las barbaridades que López cometió. Las víctimas de la persecución de Solano López desde sus tumbas gritan en coro ¡JUSTICIA!

Luque, 30-06-2021.



PARTE V. ¿PRETENDIENTE DE LA VERDAD O PAYASO?

Jóvenes compatriotas, no vayan

por el camino por donde andan los nacionalistas, pues probado está que es muy mal camino, y está sembrado de cruces. El gobierno lopista que se apoderó del poder en 1936 tras un golpe de Estado, con el solo objeto de congraciarse con el pueblo mandó traer de Cerro Corá el primer esqueleto humano que encontraron, y con pompa fue recibido y depositado en el Panteón de los Héroes con los verdaderos héroes: esto fue un acto perverso y corrompedor. No puede caber ninguna duda que los cadáveres del mariscal López y de su hijo Panchito que fueron sepultados juntos siguen dormidos, envueltos en mortajas en Cerro Corá. Sin embargo, hay que reconocer que el gobierno ultranacionalista del coronel Rafael Franco, con aquel acto solemne intentó consolidarse en el poder, sembrando la semilla de la mentira que germinó, se desarrolló y tuvo buenos frutos hasta 1989. A partir de este año empezó a dar cada vez menos frutos, indicio que está cercano de la extinción de la gran mentira que crearon Enrique, hijo del mariscal López, y Juan E. O’Leary, fortalecido después por Natalicio González.     

Solano López y madame Lynch, concupiscentes de codicia, envidia enconada, resentimiento vindicativo, orgullo altanero y corazones duros y crueles, fueron culpables del desastre nacional que costó a la nación más de 250.000 víctimas más los bienes materiales como la destrucción de la flota mercante de Estado que Carlos A. López formó, y la total paralización de la producción agrícola y ganadera; el primero por falta de brazo para cultivar la tierra y el segundo porque el ejército en guerra todo consumió.

La chusma lopista compuesta de gentes gandules, esclavos

del archifarsante O´Leary, que con ojos fríos y pensamientos viles hurgan en la basura en busca de algo que puede exhibir en defensa de su venerado “héroe por decreto”, que en gran parte de la guerra mataba el tiempo fusilando a sus compatriotas, extranjeros y prisioneros de guerra, y huyendo del enemigo con las bolsas llenas del tesoro del Estado y de los bienes de los fusilados de los cuales se apropió arbitrariamente.

Señores veneradores del mariscal López, cada comentario que hacen a favor del declarado por decreto del 1º de marzo de 1936 “Héroe Nacional sin ejemplar” huele a putrefacción. Leer sus diatribas de sarcástico estilo y lenguaje duro de por sí ya desvirtúa e invalida sus opiniones; y esto hacen ustedes porque carecen de argumento que puedan exhibir ante los compatriotas que saben razonar y ante los centenares de diplomáticos y agregados militares de países amigos quienes están bien enterado de la historia de la República del Paraguay. ¡POR FAVOR, DEJEN DE HACER EL RIDÍCULO ANTE TANTOS TESTIGOS!

Los generales José María Bruguéz y Vicente Barrios fueron

los más valientes de la GTA. Ambos estaban pronto para rebelarse contra López, pero les faltaba algo importante, no tenían mando de tropa, excepto el general Bernardino Caballero uno de los factótums del mariscal López. Para cada batalla nombraba como comandantes de división ad hoc a un general.

El general valiente es aquel que considera que servir, no

al general en jefe, sino a la nación es su principal tarea.

A partir de Cordillera López era perseguido por el enemigo como si fuera su sombra hasta Cerro Corá, de tal modo que le pisaba los talones, pero en vano trataba de desprenderse de su sombra que se le pegó hasta su muerte ignominiosa. Sin embargo, con sus veneradores pasa algo semejante, pues ellos pisan constantemente no solo los talones, sino el cuerpo entero de la verdad. Son mentirosos empedernidos que se obstinan en el error y persisten en el vicio de pretender convertir en héroe al que no lo merece.

El mariscal López, atrapado por la enfermedad de Caín

asesinó a sus hermanos Benigno y Venancio; también a sus dos cuñados. Antes de asesinar a Benigno, con saña despiadada le sometió a suplicio intenso y continuado por un par de meses que lo dejó tetrapléjico, y luego lo mandó fusilar. Después de una sesión de tortura para que cuente la “verdad”, dice Jorge Federico Masterman, autor de “Siete Años de Aventuras en Paraguay”: «cuando entramos después de una sesión de torturas en nuestras respectivas perreras de 1, 20 metro de largo por 0, 70 metro de ancho y de altura, nos sentíamos aliviados y gozamos con deleite de la soledad, siempre agarrados con fuerza y esperanza a la vida».

Los lopistas nunca dicen nada de los sucesos de San

Fernando, Potrero Mármol, San Estanislao, Curuguaty y Zanjahu. ¿Por qué nunca hablan de los horripilantes asesinatos cometidos por el venerado “héroe por decreto” en esos lugares?

El 1º de marzo de 1870 recién llegó al Paraguay el gran

día: la muerte de la dictadura y el nacimiento de un Estado liberal.

No es tarea de nadie exculpar ni esconder del pueblo los malos hechos de un jefe de Estado. López cometió la estupidez propia de los que viven aislado de la sociedad; él no hablaba con la gente y solo escuchaba a sus esbirros para enterarse de chisme. No tenía deseo de conocer la aspiración del pueblo porque estaba convencido que sabía todo acerca de todo; en su mente cabía solo el llegar a ser conquistador como Alejandro Mago o Julio César o Napoleón, pero las palabras paz, justicia y prosperidad nacional no figuraban dentro de su proyecto de gobierno. Un jefe de Estado que desea emular a Eligio Ayala, no debe perder tiempo en interesarse de la pequeña miseria del pueblo, sino cómo impedir cualquier amenaza a la paz para alcanzar la meta: asegurar la integridad territorial y la prosperidad nacional. López ignoraba que no se debe aspirar a nada que sea superior a su fuerza, más aún cuando aspira a cosa grande como la serpiente boa que pretende engullir un caballo.

Los lopistas han aprendido a creer sin razonar, entonces

¿cómo se puede disuadirlos con razones? Se jactan de que nunca mienten sobre el patriotismo y heroísmo del mariscal López; pero de la impotencia para mentir al amor a la verdad hay un enorme trecho. Ellos sienten angustias cuando se lo refriega por los morros las incompetencia y hechos crueles de su héroe por decreto. Sentimos su dolor, pero deben saber que el dolor invariablemente hace cacarear a la gallina.

Un oficial que ha obtenido su diploma de comando y estado mayor y va a la guerra con el diploma bajo el brazo, pero sin estar empapado de la historia militar, será como el músico que toca, pero no baila. No existe nada peor de un oficial que no ha bebido en la fuente del arte de la guerra: la historia militar. Es como alguien que no ha aprendido a bailar como hay que bailar. Jóvenes oficiales, aprendan a bailar de experiencias ajenas y enseñen a bailar como es debido a las generaciones que le suceden: ¡esto no es gentileza sino un deber!

El gobierno que proclamó al mariscal F. S. López como

“Héroe Nacional sin ejemplar” siente efluvios de admiración y dio un gran paso hacia el descreimiento, y peor aún, mostró falta de sentimiento hacia los 250.000 muertos, prisioneros de guerra y miles de compatriotas ejecutados, las 2.000 mujeres con sus hijos menores deambulaban por los campos de concentración igual a los judíos en mano de Hitler o El corazón de un hombre que sabe razonar brinca de pena al descubrir que el propósito de venerar a López no era sino para exhibir al pueblo que el gobierno sudaba de patriotismo. Todo con un objetivo meramente político: ganar apoyo a su detestable gobierno que rompió la democracia luego de 66 años (1870 a 1936). Pretendiendo desmeritar de modo perverso a los victoriosos conductores de la guerra del Chaco: Ayala y Estigarribia. Esta actitud maliciosa del gobierno instalado por un golpe de Estado en 1936, impide creer a los lopistas en este tiempo de libertad de opinión limitado solo por la conciencia de cada ciudadano.

¡Compatriotas, cuidémonos que no se materialice en nuestra nación la teoría del filósofo alemán Friedrich Nietzsche de ¡«el eterno retorno»!

FIN DE ¿PRETENDIENTE DE LA VERDAD O PAYASO?

Luque, 02-07-2021.