TÍTULO: "LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA Y OTRAS CONSIDERACIONES QUE AYUDARÁ A COMPRENDER MEJOR".
A partir de hoy 6 de junio de 2015, retomo contacto con los apreciados amigos paraguayos del mundo entero, así como los ciudadanos de todos los países.
Los temas a desarrollar, en mi carácter de historiador militar, preferentemente serán sobre el significado de la Historia y sus fines; asimismo la Historia Militar, con predilección de las Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) y del Chaco (1932-1935).
El fin que me propongo es la de compartir la Historia Militar de Paraguay -muy poco conocido en el mundo- de un modo objetivo y veraz, única forma para extraer de ella sanas enseñanzas y experiencias.
LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA Y OTRAS CONSIDERACIONES QUE
AYUDARÁ A COMPRENDERLA MEJOR
PARTE I. INTRODUCCIÓN
Los comentarios u opiniones que iremos
publicando casi en su totalidad fueron extraídas de la obra “LA CONDUCCIÓN DEL
EJÉRCITO PARAGUAYO EN LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA” por el coronel (R)
Teodoro Ramón Delgado, editada por Intercontinental Editora, Asunción Paraguay,
sito en Caballero N° 270.
Para los interesados:
Teléfs: 496 991 – 449 738. Fax: (595-21) 448
721.
Página
web: www.libreríaintercontineltal.com.py
–
El Libro consta de 675 páginas, 24 croquis
y varias fotografías.. Precio de cada ejemplar: U$ 30 o Gs. 150.000.
En ningún momento pasó por nuestra cabeza
escribir los artículos que irán apareciendo semanalmente, sólo sirva de
narcótico para fanáticos y chauvinista, que posiblemente recibirán furiosos y
ofendidos nuestras opiniones y comentarios, aunque, si en sus corazones hay
lugar para la sinceridad, admitirán que duele porque es verdad. A más de esto,
es inútil pretender silenciar la verdad, porque ella tarde o temprano aparece,
pero aparece.
Es necesario contar a nuestro pueblo la
verdad sobre la Guerra de la Triple Alianza (GTA), porque tiene derecho a saber
la verdad, porque es el pueblo que da sus hijos para la guerra y es el pueblo
que sustenta ecónicamente a las fuerzas militares, tanto en la paz como en la
guerra. Por lo tanto, es necesario que tenga una opinión sana sobre la Guerra
del 70 (GTA) que fue el causativo de la destrucción de 50 años de lento
progreso de nuestra nación.
Me parece que no es inoportuno recordar
que las FF AA paraguayas, a lo largo de su historia, han defendido con
asombrosa valentía la independencia e integridad territorial de la nación. También
deseamos señalar que entre los militares de todos los países del mundo hay un
denominador común: pues ellos aman tanto como nosotros su familia, su
costumbre, su folclor; no son menos valientes que nosotros; y sirven a sus
respectivos países y a sus FF AA igual que nosotros, con gran devoción.
Por lo señalado arriba, nos pareció
correcto escribir sólo para aquellos que piensan y razonan bien, aquellos que
no tienen temor a abrir los ojos a la verdad, y como escribiera el famoso
filósofo alemán, Frederich Nietszche: “hay gente que no quiere saber la verdad
porque no quiere que sus ilusiones sean destruidas”. Y el filósofo
norteamericano, Jorge Ruiz de Santayana, ADVIERTE: “La nación que no quiere
recordar algún pasado infausto tal como sucedió, tendrá como castigo el ver
como se repite”.
Comprendo que hay compatriotas
historiadores –yo no presumo de historiador-, incluso aquellos que se hacen
pasar por tales, tienen una pasión tan grande por enaltecer al Paraguay, especialmente
ante otros países, sin embargo afirman sin escrúpulos las más vanas invenciones
como la de tomar mentiras por verdades, adulaciones por hechos; mitos por
historia, y fanatismo por patriotismo. Y en la apología que hacen del Mcal.
López introduce muchas ficciones y copiosas hipérboles para realzar más la
figura del denominado por decreto del presidente de facto, Cnel. Rafael Franco, por
motivo meramente político, “héroe máximo y sin parangón”.
Recordemos que la historia no es
panegírico de la nación, porque ella es madre de las ciencias e imagen de la
verdad; por lo tanto, exagerar o disminuir el mérito de un hombre considerado
una celebridad no es propio del historiador que tiene la obligación de dejar a
cada personaje su tamaño natural.
En nuestras
muchas conversaciones con gente de todos los niveles nos llevó a la siguiente
conclusión: que aún hay muchísimos paraguayos que están convencidos como si la
guerra que no se puede ganar, lo mismo habría que proseguir para defender el
honor de la nación, y sólo terminar, tal como lo hizo el Mcal. López, con la
ruina nacional, y por ello muchos paraguayos lo veneran; como si la guerra
pudiera autorizar al jefe de Estado o al general en jefe derrotado, en disponer
a su antojo de la vida y de los bienes de los ciudadanos; como si la nación
paraguaya para tener una existencia digna, de la cual podemos sentirnos
orgullosos los paraguayos precisara escribir una epopeya épica de doloroso
sacrificio; como si el Paraguay pudiera lograr mejor calidad de vida con la
gloria épica que con el trabajo. Todos los ciudadanos tenemos un deber: colocar
la paz supremo bien, la justicia y la prosperidad de nuestra nación por encima
de todo.
Al poner fin a este primer artículo, deseamos
expresar a los lectores que al terminar con el tema de la GTA nos sentiremos
dichosos de no haber malogrado el tiempo de ustedes y del nuestro, si por lo
menos llegamos a conseguir que distingan con toda claridad la valentía -que es
hija de la prudencia- de la temeridad -que es hija de la insensatez-; el heroísmo,
-hijo de la razón-, de la inútil muerte masiva de compatriotas que sólo a los
poetas populares sabe a gloria inobjetable de la nación, a pesar del proverbio
que dice: “conquistar gloria sin provecho para la patria es vano sacrificio”.
Próximo artículo: Cuándo un gobierno debe
detener la guerra”.
LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA Y OTRAS CONSIDERACIONES QUE
AYUDARÁ A COMPRENDERLA MEJOR
(Fuente: “La conducción del
ejército paraguayo en la guerra contra la Triple Alianza)
PARTE II. CUÁNDO DETENER LA GUERRA.
En ningún momento pasó por mi cabeza
escribir este artículo que sólo sirva de narcótico para fanáticos y
chauvinista, que posiblemente recibirán furiosos y ofendidos mis comentarios,
aunque, si en sus corazones hay lugar para la sinceridad, admitirán que duele
porque es verdad. A más de esto, es inútil pretender silenciar la verdad,
porque ella tarde o temprano aparece, pero aparece.
Es necesario contar a nuestro pueblo la
verdad sobre la Guerra de la Triple Alianza (GTA), porque tiene derecho a saber
y porque es el pueblo que da sus hijos para la guerra y es el pueblo que
sustenta económicamente a las fuerzas militares, tanto en la paz como en la
guerra. Por lo tanto, hace falta que tenga una opinión sana sobre la GTA que
fue el causativo de la destrucción de 50 años de lento progreso de nuestra
nación que hasta ahora estamos sufriendo las consecuencias.
La Batalla es decisiva cuando el ejército derrotado
ya no tiene posibilidad de ganar la guerra y continuar sólo significaría más
derrotas. No obstante, aún es suficientemente fuerte como para negociar una paz
de conveniencia mutua. Pero, si un gobierno derrotado no acepta las condiciones
del vencedor, la guerra proseguirá hasta que el país sea arrasado y el jefe de
Estado derrotado, perseguido hasta ser capturado o muerto, de modo que la paz pueda ser negociada con un nuevo gobierno. Lo más
conveniente para la nación es acordar la paz al
perder la batalla decisiva. El ejército de Solano López perdió la
batalla decisiva con el fracaso de sus campañas ofensivas de Uruguayana y
Corrientes. Ordenó la retirada del resto de los 30.000 hombres que había
invadido la provincia argentina de Corrientes y vino a construir una formidable
fortificación en la orilla norte del río Paraná con una fuerza aún respetable.
Era el momento de negociar la paz con los aliados aunque le cueste la cabeza al
Mcal. F. Solano López. Un presidente de la República patriota de verdad y con
visión de futuro debe detener la guerra que ya está perdida, porque siempre
será preferible que muera uno antes que morir todo. O sea, si es necesario para
recuperar la paz para el pueblo, el jefe de Estado o el general en jefe
derrotado debe, dignamente, ofrecer su cabeza al enemigo para salvar lo que aún
pudiera ser salvado de la nación.
En la entrevista de Jataity Kora,
Mitre le expuso las condiciones que los aliados exigían para poner fin a la
guerra: que el Mcal. López renuncie a la presidencia de la República. López
responde que jamás va a dejar su cargo. La guerra prosiguió. El resto del
primer ejército paraguayo, valiente en grado sumo, fue aniquilado en Tijutî;
después vinieron los desastres en el T. O de Villeta donde nuestro improvisado
segundo ejército fue destruido sucesivamente en las batallas de Ytororõ, Avay,
Pikysyry y Lomas Valentinas, más la rendición de Angostura. Continuar la lucha
ante la dramática situación del Paraguay es hacer lo que justamente hizo el
Mcal. López y por ello muchos paraguayos –más por ignorancia que por patriotismo-
lo veneran: exponer al pueblo a la humillación, permitir la ruina de la nación,
y como corolario, los pocos sobrevivientes terminen deambulando por un territorio
devastado, sin hogar y sin familia.
Los hombres van a la guerra para defender
la nación, vale decir, defender los bienes del país y de la familia, proteger a
los niños y no mandarlos matar como en las batallas de Avay,Pirivevúi y Acosta
Ñu, resguardar a las mujeres y no ponerlas en el camino de la soldadesca
enemiga como en Avay y Pirivevúi. Si las fuerzas militares se encuentran
imposibilitadas para defender la nación porque el enemigo es muy poderoso, el
gobierno cuenta con la alternativa de negociar la paz con el vencedor, pues,
sólo los lunáticos se disponen deliberadamente a la autodestrucción. Conseguir
un armisticio para negociar siempre será más conveniente para todos los
gobiernos porque todos ellos tienen la obligación de mirar la posguerra, amén
de recuperar la paz para su pueblo y no permitir que el país alcance el punto
de su bancarrota.
Hay algunos factores que impulsan a los
gobiernos a buscar la paz:
1)
La imposibilidad de seguir oponiendo resistencia
seria, el caso de Paraguay;
2)
El enorme gasto ya hecho y del que todavía se
requiere (EE UU en Viet Nam);
3)
El precio excesivo que hay que pagar por la
victoria (EE UU en Vietnam);
4)
Cuando ambos ejércitos están equilibrados, y no
hay manera de que uno de ellos se imponga al otro. Por lo tanto, proseguir la
guerra ante esta situación sólo debilitarían a ambos;
5)
Impedir que el país alcance el punto de su
bancarrota.
Señalemos dos puntos: 1) que la guerra
no es una pasión ciega, sino que está dominada por el objetivo político. Por
ejemplo: en la guerra del Chaco (Paraguay-Bolivia), el objetivo político era
expulsar a los bolivianos del Chaco paraguayo; en la 2ª Guerra Mundial, el
objetivo político, o sea, la misión que recibió el Gral. Dwight Eisenhower,
comandante de las fuerzas aliadas fue, “penetrar en el corazón de Europa y
destruir las fuerzas armadas de Alemania”; el del Mcal. López, invadir
territorio brasilero, penetrar en el Uruguay, expulsar a las tropas brasileras
de allí y reponer al Partido Blanco uruguayo en el gobierno. El valor y la
importancia del objetivo político determinan las medidas de los sacrificios en
cuanto a recursos humanos y bienes materiales que el gobierno está dispuesto a
realizar para obtener el objetivo político. Sin embargo, tan pronto como los gastos para mantener las fuerzas
militares sean tan grande (Solano López apostó la nación entera) que la
conquista del objetivo político no podrá compensar o ya no justifica el
sacrificio de la nación, el objetivo debe ser cambiado y el resultado lógico
será negociar la paz. 2) Que la guerra es algo así como un árbitro o un juez
supremo al que se apela luego de agotar los medios pacíficos, para determinar
quién tiene razón o el derecho; dilucidada la cuestión por las armas y hay un
vencedor y un vencido, proseguir la guerra sin posibilidad de ganarla es un
inútil sacrificio de la vida de los ciudadanos y un despilfarro de los bienes
de la nación. Hay un proverbio que dice: “conquistar gloria sin provecho para
la patria es vano sacrificio”.
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DEFENSA, REPRESALIA Y LA GTA.