domingo, 6 de enero de 2013

LAS FUERZAS ARMADAS DE LA NACIÓN EL MILITAR Y LA PROFESIÓN PARTE II

EL PROFESIONALISMO MILITAR


        Los comentarios siguientes no tienen otro propósito sino la de prevenir a los camaradas para que no cometan equivocaciones irremediables que puedan perjudicar su carrera militar y por supuesto a su familia. Por ello comienzo con una cita del “Discurso del método”, del filósofo, matemático y físico francés, René Descartes, que dice:

“Los hombres mas eminentes son capaces de los mayores vicios, como también de las mayores virtudes; y los que caminan muy lentamente pueden llegar mucho mas lejos, si siguen siempre el camino recto, que los que corren, pero se alejan de él. En el juicio que hacemos sobre algo, siempre es mejor inclinarnos hacia el lado de la desconfianza más que al de la presunción de que tal vez todo está bien. No debemos admitir jamás -sigue diciendo el filósofo francés-, cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que así es; es decir, debemos evitar con sumo cuidado la precipitación y la buena fe, y no admitir nada que no sea comprensible y claro, y que no tuviésemos motivo alguno para ponerlo en duda. La duda debemos aplicar a todo lo relacionado al manejo del bien común”.

        Como otras instituciones, también las FFAA están sustentadas en un conjunto de ideales, convicciones, valores y actitudes, que para los oficiales que solo desean ser militares no pueden significar otra cosa, sino aceptar la subordinación al poder político, absoluta sumisión al Comandante en Jefe -siempre que sus resoluciones estén basadas en la Constitución, en las leyes y en la ética militar- y la nación siempre en primer lugar.

       Así como los otros países latinoamericanos, también en el Paraguay los primeros gobiernos democráticos realizaron una apreciación de la situación de las FFAA con el propósito de planificar la forma de ejercer un control civil eficiente para profesionalizarla, para reorientar las misiones dándoles nuevos roles, para eliminar las funciones no militares, para reducir la concentración de cuarteles en la Capital de la República y alrededores, y para reorganizarlas a fin de adecuarlas a las nuevas tecnologías y modernas doctrinas militares.
      
       Es indispensable que los oficiales comprendan que el propósito del gobierno nacional es tratar de reducir el excesivo poder político que adquirió las FFAA desde 1936, y las prerrogativas que son impropias en una democracia hasta un punto que deje de ser una amenaza al funcionamiento del gobierno constitucional. Para el logro de estos fines es preciso que los miembros de las FFAA renuncien a la subordinación a un caudillo militar por la subordinación al gobierno democrático multipartidista. Cada joven incorporado en la Academia Militar hay que concienciarlo de lo conveniente para la nación el sistema de gobierno democrático, y los argumentos que esto avalan, si es necesario, hay que inyectárselo en el alma par que ni siquiera sueñe que las FFAA deben cogobernar el país. Cualquier amenaza a ella debe ser extirpada de raíz. Pues, está demostrada que los países que tienen tradición democrática –nos referimos solo a América del Sur- sus respectivos pueblos disfrutan de un elevado nivel económico (Uruguay, Chile, etc.); sin embargo, en los países donde ha reinado el sistema de gobierno no democrático por largo tiempo (Bolivia, Paraguay, etc.) son los más atrasados del continente. No obstante, es bueno señalar que no basta la democracia para dar el gran salto y esperar que se efectuen cambios en un periodo de gobierno que en Europa se han llevado a cabo a lo largo de cinco siglos.

       No se debe ignorar los esfuerzos que el gobierno nacional y los altos mandos militares están llevando a cabo para promover valores profesionales, para que las FF AA se mantuvieran alejadas de la política. Asimismo, se percibe en ellos que tienen interés de contar con unas FF AA despolitizadas, única forma de poder consolidar la democracia y mediante ella superar la incómoda ubicación de nuestra nación: la de ser la más atrasada del continente. Por consiguiente, es esencial que el Presidente de la República y Comandante en Jefe confíe en la lealtad de una cúpula militar que apoya sin ambigüedades la democracia.
   
       Nuestro gobierno democrático no debe permitir ninguna distracción de las FFAA fuera de sus funciones constitucionales, pues, solo así se puede fortalecer el profesionalismo militar y combatir las campañas de desprestigio y falsos rumores que hacen circular, constantemente, un pequeño grupo de reaccionarios y refractarios que está, por lo visto, más cerca de perder su devoción por la profesión militar por el gusto de intervenir en política.

       Es indiscutible que hasta 1989, el proceso político en nuestro país inevitablemente pasaba por el meridiano de las FFAA. Los institucionalistas, es decir aquellos que ajustan sus actos a la Constitución Nacional y a las leyes de la República y que solo querían ser buen profesional, son conscientes que la función política de las FFAA constituyen una situación anormal dentro del cauce regular de la vida institucional paraguaya. Conforme a esta opinión, consideramos un mal endémico la reiterada intervención de algunos militares en el proceso político nacional a partir de la terminación de la Guerra del Chaco.

       El escritor y sociólogo argentino Carlos Fayt, en su libro Derecho político, capítulo “Los militares y la política”, escribe los siguientes: “Dentro de la teoría del Estado moderno, las FFAA son una institución subordinada a la autoridad civil. Adscripto al poder político, y de ninguna manera constituye su soporte ni su fundamento. Sus funciones son la seguridad interna y la defensa de las fronteras, es decir, el brazo armado que custodia los intereses vitales de la Nación. Excluida de su responsabilidad la seguridad ordinaria, salvo conmociones internas que perturben gravemente la paz interna, su objeto esencial consiste en velar por la integridad del poder civil”. Vale decir, custodiar la integridad territorial y la de defender a las autoridades legítimamente constituidas, conforme con el Art 173º de la Constitución Nacional. “La intromisión militar -sigue diciendo Fayt- en la estructura del poder político siempre indica una relativa incapacidad de los líderes políticos y sociales para manejar eficazmente su poder, y a lo sumo un estado avanzado de descomposición institucional”.

       Las FFAA, especialistas en el arte de la guerra, tienen una misión limitada por la Constitución y relacionadas solo con la de “custodiar la integridad territorial y la de defender a las autoridades legítimamente constituidas...”, entonces una extensión de las actividades militares a otros dominios sociales implica generalmente un sistema social debilitado y enfermo, cualquiera sea el motivo.
         Coronel (SR) Teodoro R. Delgado
Luque, 5 de enero de 2013

0 comentarios: