miércoles, 16 de enero de 2013

FUERZAS ARMADAS DE LA NACIÓN LA FUTURA GUERRA Y CONCLUSIÓN

1.     La guerra del futuro
       Actualmente, ante la amenaza de guerras nucleares que constituye la preparación de una batalla de aniquilación sin precedente, la cuestión esencial radica, por tanto, en saber si las teorías expuestas por el tratadista chino Sun Tzu en su libro “El arte de la guerra” (400 a.J.C) y el general y teórico militar prusiano Karl von Clausewitz (1780-1831), contenidas en su monumental obra “De la guerra”, podrían resultar aún válidas en caso de guerra. ¿Que podemos manifestar hoy en día acerca de esta cuestión? No podemos dejar de reconocer que las ideas y pensamientos tanto de Sun Tzu como de Clausewitz, no solamente continúan siendo actual, especialmente en América Latina, sino que debe ser estudiada, meditadas y recalcadas. Agreguemos a esto el ejemplo siguiente: alrededor del Siglo XVI se mencionaban que “el empleo generalizado de la recién aparecida artillería terminaría con las batallas libradas cuerpo a cuerpo y con la intervención de infantería y caballería” (Maquiavelo).

Karl von Clausewitz. Foto de Google image.
       La guerra futura que se desarrollará probablemente en un amplio teatro de operaciones y campos de batalla, requerirá que los elementos de las FFAA (ejército, armada y aviación) actúen de manera plenamente integrados en lo doctrinario, organizativo, operacional y técnico; porque los conflictos del futuro probablemente serán muy diferentes a los que hasta ahora conocemos. Y para lograr la plena integración doctrinaria de las FFAA, será preciso que más oficiales de la armada y de la aviación estudien en las Escuelas de Perfeccionamiento de Oficiales y de Comando y Estado Mayor del Ejército.
       Nuestras FFAA, probablemente necesitarán en una guerra moderna más computadoras que tanques y aviones. Los hombres poco instruidos pueden ser muy valiente en los combates como lo demostraron en La Guerra del Chaco, pero en un conflicto bélico futuro, esta clase de soldados más bien serán estorbos, pues la educación y la pericia serán fundamentales para contar con soldados que sepan utilizar sus cerebros, asumir iniciativas, formular preguntas e incluso, defender su punto de vista contra la opinión de su comandante. Porque el factor imponderable que las virtudes del soldado paraguayo ofrecía a los oficiales en La Guerra del Chaco para suplir la deficiencia de medios, en el futuro tendrá que ser eliminado, pues la complejidad de las nuevas armas y equipos exigirá a los soldados que deben manejar capacidades técnicas muy superiores.
       En la guerra del futuro, el soldado ya no será una simple mula de carga de municiones ni transportador de agua, tampoco será suficiente con ser buen tirador de fusil, sino que tiene que entender también de tácticas del combate de tanques e infantería. Además, debe ser diestro en geometría y navegación para evitar desorientarse durante una misión de patrulla, poder orientar con eficiencia los tiros de morteros y cañones y el bombardeo de la Aviación. Es más, deberá ser capaz de operar eficientemente su computadora personal. Por consiguiente, los comandantes de compañía y escuadrón tienen que orientar la instrucción y adiestramiento del soldado de hoy haciendo un trabajo concienzudo, vale decir, ser conscientes de sus responsabilidades de que el combatiente del futuro necesita ser algo más que un soldado que solo sabe oprimir el gatillo. Los soldados pocos instruidos serán en el porvenir lo que los peones no calificados son para la economía, una especie en vía de extinción.
       Es preciso reflexionar seriamente sobre lo expresado por la socióloga marroquí Fátima Mernissi: “La supremacía de Occidente no se debe tanto a su material bélico como el hecho de que sus unidades militares sean laboratorios y sus soldados cerebros, ejércitos de investigadores e ingenieros”. Corresponde a cada oficial que desea llegar a ser general del Ejército desarrollar este comprimido.
       Ante estas consideraciones no cabe otra cosa a los oficiales intelectuales que comenzar a escribir fuera de la escena el guión de la victoria, tratando de encontrar adecuada respuesta a las siguientes preguntas: ¿Qué clase de oficiales, suboficiales y soldados necesitaremos en el futuro?. ¿Qué tipo de armas y equipos precisará nuestro ejército? ¿Con qué clase de aviones tiene que contar nuestra aviación? Son preguntas cuyas respuestas difícilmente se podrán encontrar si las FFAA no realizan anualmente -como mínimo por dos semanas- las maniobras de cuadro con la responsabilidad que exige el deber de “custodiar la integridad territorial de la nación”.
2.     Conclusión sobre las FFAA
       Este largo análisis sobre nuestras FFAA era preciso para tratar de demostrar su importancia para cualquier Estado independiente cuyos ciudadanos quieren vivir sin anarquía y disfrutar de su propiedad; es decir, su vida, sus bienes y su libertad, en armonía y concordia. Y que no se puede, por consiguiente, suprimirlas sin que otra fuerza las sustituya para que la misión pueda continuar cumpliéndose.
       A partir de este momento, hablar de suprimir o reducir “las FFAA más gloriosas del continente” (Juan Domingo Perón), equivale a pronunciar palabras vacías de sentido, puesto que una supresión es sencillamente una sustitución por otra. Finalmente, parece que pretender juzgar a nuestras FFAA, no conduce más que a la satisfacción bastante vana de criticarlas o elogiarlas.
       Para mantener el honor, las glorias y la eficacia de nuestras FFAA, a nuestro parecer serán precisas que cada comandante de cada nivel de mando:
-         sea independiente en su criterio, irrecusable en sus órdenes, respaldado y sostenido por la opinión;
-         sea servidor tan solo del Estado, exento de prejuicios, y que desdeñe lo trivial y lo fatuo;
-         que no piensa sino en su unidad, además, imbuidos de grandes y patrióticos propósitos e integrado en cuerpo y alma a las Fuerzas Armadas.
-         sea ávido de responsabilidad, y que nunca claudique ante la codicia ni salga del camino real de la verdad y del honor;
-         debe constantemente ajustar sus actos a la Constitución Nacional, a las leyes de la República y a la ética militar.
-         Que su única meta sea una total consagración a la profesión y que no haga nada que pudiera dañar a las FFAA y menos a la nación.
-         que piensa que la gloria solo consiguen aquellos que soñaron constantemente en ella.
 De lo contrario, el día del peligro, el día en que se tiene que volver a jugar el destino del Paraguay sobre los campos de batalla, la nación buscaría en vano oficiales dignos de la victoria.
Coronel (SR) Teodoro R. Delgado
Luque, 16 de enero de 2013

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